¿De verdad? -Dijo con falsa antipatía tallada en su semblante ofuscado, se rascó el mentón con el dorso de su mano como si fingiera una extraña molestia al punto de simplemente reír en voz alta por su propia tontería. No podía creer que su plan le había salido bien después de todo, al ver ese cuerpo desnudo pudo sentir como todo tenía su propio rumbo. Una sonrisa acida pasó por sus labios, acercando con temprana imitación sus manos al borde de su camisa para ir jalando botones hasta que pudo dejar escapar su cabeza y su delgado cuerpo, tenía un poco más de tonificación en el área del vientre, así mostraban las negras tintas que decoraban su cuerpo y las viejas cicatrices, firmes en ahora una aún delgada, pero ya más solida musculatura. Quizás por los esfuerzos físicos de su vida ahí, ambas manos acomodaron sus cortos mechones hacía atrás, le siguió como un perrito-