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xKaalia · 31-35, F
golpe y hacer que su interior se contrajera con fuerza en el verter de tan abundante humedad, esa que logró una acústica obvia, incentivando aún más la excitación que para ese punto ya le nublaba toda conciencia o mesura; ya no importaba si llegaba Jaco o quién fuera, no se limitó en ánimo y soltura, mucho menos en la oleada de gemidos que emitiría, ya rasgados, necesitados de aire y a momentos dando la impresión de ser dolosos, aún la realidad fuese totalmente diferente, pues en murmullos le suplicaba seguir hasta terminar.
xKaalia · 31-35, F
fiel al calor que le entregaba, al refugio más íntimo donde le concedía el dominio total de su cuerpo. Dónde podía sentirse pequeña y vulnerable a cambio de un placer tan intenso como ese.

Así, abandonó de lleno toda la fuerza que pudiese tener, tanto, que las rodillas se le deslizaron sobre la cama, ya no se movía por determinación propia, sino por el movimiento y ritmo de Andissiel, ello a merced de la cúspide anhelada que llegó con un escalofrío de pies a cabeza y luego otros más, graduales y variopintos— Я собираюсь закончить... —murmuró con la súplica pendiendo en sus labios contra la piel de Andi, con sus uñas buscando desfogue de alguna manera, aún estuviesen presas entre su cuerpo y el ajeno, pues en la mínima oportunidad se clavaron sobre él, llegando a perder la noción de la fuerza empleada, dejando de lado toda consideración al hallarse inmersa en el comienzo de un orgasmo bien logrado, apresurado, pero no por ello menos intenso, al contrario, parecía acumularse para det
xKaalia · 31-35, F
relajó el cuerpo y se dejó envolver en el abrazo de tal placer y excitación, llegando a mostrarse melosa al deslizar los labios por el cuello de Andi en besos dulces pero pausados debido a la actividad, besos que se vertían con las emociones a flote, con la entrega total de su cuerpo y ser— Сделать его гладким... —pidió, pero a cambio obtuvo un ritmo mucho más marcado, quizá no veloz, no, pero sí en demasía profundo. Suficiente para hacerla flaquear y morder el cuello de Andi en un intento por contener un gemido mucho más alto, cosa inútil, pues acontinuación gimió sin tregua en cada estocada que aunque lenta, le llenaba de una sensación totalmente placentera al hundirse de lleno en ella, suficiente como para provocar que su interior se contrajera en respuesta, llegando a sostener esa presión ella misma en el dominio de su suelo pélvico— J-Justo así... A-Andissiel... —le llamó con el tono disperso, las mejillas y labios rojos y el rostro hundido en el cuello de este, fiel al calor que
xKaalia · 31-35, F
vertiendo ahí todos y cada uno de sus gemidos en cuanto él comenzó a moverse contra ella. Arqueaba la espalda a favor de cada penetración, sosteniendo la postura aún con las rodillas contra la cama aún en momentos sintiese flaquear en consecuencia a la oleada de sensaciones, esas que corrían desde el punto donde ambos se unían y llegaba a anidarse en las zonas más sensibles de su cuerpo entre escalofríos ligeros y contracciones férreas en respuesta a la fiereza, a la forma en que él le follaba en ese instante.

Sentía el corazón ir y venir a juego con su respiración entrecortada ahora que él era quien la llevaba en ritmo y fuerza. La piel se le perlaba ya por el calor generado, ese que él alimentaba con su agarre y trato, llegando a sentir casi con el rozar de sus dedos el vestigio de un orgasmo, apenas un aviso sutil que se perdió por segundos por un buen trago de aire que tuvo que tomar, volviendo apenas con la estabilidad de su respirar, ahí fue que cerró los ojos con fuerza, rela
xKaalia · 31-35, F
Sin embargo ese gran trago de gloria tuvo su merecida respuesta: "Quiero que sea todo menos suave" Kaalia se sonrió ¿y cómo no hacerlo si una vez más sus provocaciones daban el fruto anhelado? No se fió en que fuese sólo una advertencia, no, sería un hecho y lo supo al momento en que él le negó toda vía de escape <aún no tuviese la mínima intención de hacerlo>, sentía la prisión detrás de si y apenas muy poco después se halló capturada por él en totalidad, una presa presta y dispuesta a someterse sólo ante él, pues no le negó tal privilegio, dejándose tomar a placer, aún esto le supusiera proyectarse debil e indefensa.

Sus manos quedaron aprisionadas entre ambos cuerpos, su pecho reposaba de lleno contra el ajeno con la presión que él ejercía en su agarre, llegando a sofocarla un tanto, pues el rostro se hundió en el espacio entre hombro y cuello de Andi,
xKaalia · 31-35, F
Los segundos corrían sin tregua y en su cuerpo ya se reflejaba el resultado de tal momento: Las mejillas le ardían de mero calor y su piel parecía volverse más sensible al mínimo estímulo generado por él, sólo por él.
De ahí que sus caderas adoptaran un ritmo constante, iba y venía como si no hubiese otra senda, siempre bien apoyada en sus rodillas para darse fuerza y soltura, incluso en cierto momento se alzó poco más, llegando a sostenerse con ambos pies a los costados de Andi y con ambas manos sobre su pecho, ese que ya lucía enrojecido por el trato de sus uñas sobre el lienzo de su piel; con ello logró un ritmo más profundo y una acústica mucho más generosa cada que su trasero impactaba de lleno con él al descender.
Andissiel · 26-30, M
El "delito" sería que ella intentase separarse de él, sumando también, que podía mover tranquilamente su cintura a gusto, hundirse por completo y sin miedo alguno, comenzar a sentir como sus paredes vaginales se adaptaban y amoldaban a su falo, siempre como si fuese la primera puta vez. Esa estrechez le hacía vibrar, le hacía querer fornicarla con pasión, aún más pasión. Sus brazos le rodearon por la espalda, dos serpientes unidas que compartían la misma lengua, pero que tramposamente quería desafiarla, quería dominarla al obligarle a "descender" su cuerpo contra su pecho, le abrazó con fuerza, la poca que podía dedicarle. Contrayéndose para aumentar firmemente el ritmo por instantes, pero cuando su cuerpo le reclama, bajará la velocidad, únicamente para acentuar en largas, lentas y profundas penetraciones.

Mejor que nadie les escuchara, pues no escatimaban en firmes gemidos, nada de silentes susurros.
Andissiel · 26-30, M
Le estaba poniendo a prueba, como si por momentos dudará que Andi estuviera a la altura de su veneno. La miraba, la miraba intentando demostrarle que su veneno le pertenecía al igual que sus caderas, que sus pechos, que sus gemidos, que todo era porque él era el indicado. Se notaba en sus ojos perdidos que estaba totalmente envuelto en la tragedia de darle placer, Andissiel la siente sobre su pecho, manos que armadas de garras desgarran el delgaducho pecho que le pertenece, así los tatuajes y las heridas le hacen entender, otras nuevas se erguirán como recuerdo de estó.

Mientras, que sea su cadera la que no le de piedad, sentía como se adentraba por completo, Andi subía levemente sus largas piernas para contraerlas hasta casi unir sus talones con los femorales, quedando alzadas sus pantorrillas y dejando que sean sus muslos por encima de las rodillas los que puedan detener las nalgas de ella, impidiéndole en todo momento que se separase mucho de él y que no cometa el "delito".
Andissiel · 26-30, M
No puedo esperar... Así dijo cuando liberó su boca, labios finos pero enrojecidos por su propio maltrato, maltrato que iba a continuar con tal de tener un segundo de placer dentro de ella, solo eso, un instante, nada más. Hasta que siente, sí, siente ese breve momento donde ella no tiene piedad, sus intimidades se reclaman más que ellos, se desean y así lo demuestran, un gemido firme escapa de sus labios solo al intuir cómo se adentra en ella. Quiero que sea todo menos suave. Una risita escapó de él, una risa que símil a hundir la cara en un plato de coca le espabiló, innato será si Kaalia pensaba que se iba a quedar sereno al sentir esa breve curva de su cuerpo dentro, no, para nada. Elevaría su cintura apenas, con desespero en un feroz movimiento hacia arriba, quería que todo su pene entrara, curioso e innata es esa complicidad de sus actos, solo con sus gemidos el uno sabía lo que tramaba el otro.
Andissiel · 26-30, M
su forma de hablar tan “fina”, le desgarra, le lleva a la cama y le hace en definitiva transpirar.-

¿Es necesario que te lo pida amablemente? Si lo quieres todo menos amable. -Y eso profetiza la forma en la cual toma su mano para pedirle, para reclamarle que marcará su presencia ahí, que sus dedos se afirmen con firmeza. Ellos acataron bien su instrucción, contorneando con su palma, deslizándose con su innata suavidad para finalmente marcar su deseo en un firme agarre. Se le veía abstraído en el placer, no apartaba sus ojos oscuros su figura, pero el tacto por su relieve le daba más respuestas que el verle, porque esa rusa sabía leerle como un libro de cuentos cuando se trataba de hacer lo que no se debía.

Le hería que ella dudase siquiera, negando mientras afilaba sus colmillos para desgarrarse su propio labio al morderlo, costumbre que tenía que bien indicaba la desesperación que la ausencia de tenerla dentro le causaba en el pandillero. A la mierda, Kaalia.

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