Aún sentía la humedad en la piel, no había hecho por limpiarla, cosas peores habían tocado su piel con Andi, un poco de saliva era una minucia. Así, sonrió al ver complacida su petición, ladeó un poco el rostro y cerró los ojos cuando sus labios se hallaron, lento y en calma, le besó— Mucho mejor así. —murmuró en medio de los lentos toques, no había prisa. Pero todo se eclipsó con una tercera lengua en escena: Café con leche, quien se lanzó encima de ambos a babearles el rostro.— ¡PERRO, NOOO! —la magia del amor. (?)
-Se deja hacer claro y sinceramente le da igual, su gesto no cambia a pesar de estar claramente sometido por la baba ajena- Ya, vale. -No dudo más, alzando ambas manos para tomarle del rostro y acercarlo con tranquilidad, los dedos al costado de la mejilla. Sus labios le buscaron, buscaron los opuestos como si fuese una primera vez-
