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Hace un par de años...

Había sido golpeada hasta el hartazgo, ya no sentía los golpes luego de tanto. Sólo sentía frío y un agudo dolor en el pecho. Mi vientre dolía y mi cuerpo sangraba sin medida ¿cuál había sido mi error ésta vez?... Mathias no había mostrado piedad alguna, era la primera vez que lo veía de esa manera, fuera de si apenas terminé de hablar.
No era un entrenamiento, era un castigo... Era su furia entera sobre mi, sobre el fruto que él mismo había creado.
 
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xKaalia · 31-35, F
Ronan... ¿El producto? —preguntó con cierta frialdad en la voz, mirándole aún lejana, ausente. Mentiría si dijera que había desarrollado un apego con aquello que estaba creciendo en su viente: Su hijo. No, no sentía nada en especial, salvo inestabilidad y aunque bien, no planeaba tenerlo, no pensó en perderlo de esa manera.— Mierda... —exhaló rendida, no tenía fuerza y los dolores parecían no parar, llegaba a arquearse y contraerse, la cadera le estaba matando sobre todo. Y en un acto de mera vulnerabilidad, llevó la diestra sobre su vientre, palpando lo que ahí hubo una vez y desconocía que se había ido para siempre.
xKaalia · 31-35, F
La conciencia iba y venía intermitente, habían momentos en que sentía que su cuerpo fluía en un mar en calma, y en otros, en un abismo eterno de dolor y frío; todo le parecía ajeno a si misma. No era más que el sentirse siendo llevada, al fin levantada por alguien... Entonces recordó, sí, era Ronan. Ese pincelazo de consciencia le trajo a la realidad de pronto.
Encima de ella había una gran lámpara que le cegaba, haciéndola entrecerrar los ojos y ladear el rostro, sí, era el labotario de Ronan, sin duda, olía a desinfectante hasta picarle las fosas nasales.

¡M-Mgh! —se quejó y tuvo el reflejo de cerrar las piernas y aferrarse con ambas manos a la camilla que le daba reposo, sintiendo el suero en uno de sus brazos. Dolía como nunca antes le dolió nada, no recordaba un dolor similar— R-Ronan...—susurró, aclaró su garganta y repitió:
RonanHunt · 26-30, M
Ese hijo de la gran puta. —Al momento de sumergirse entre sus piernas, con guantes y un tapabocas previamente puestos a las prisas, su sorpresa fue mayor al ver desprendimiento de placenta lo que indicaba una cosa. Kaalia estaba teniendo un aborto. Tensó la quijada, fue a colocarle suero y una transfusión en el brazo, ahora se tendría que ocupar de la hemorragia. Su vida pende de un hilo y Ronan se dedica a trabajar en automático, así es él, bajo mayor estrés mejor es su eficacia. Pero eso no deja de carcomerle por dentro las entrañas.
— Tá sé tuillte aige gur ghearr mé a chuid magairlí. — farfulló en su idioma natal, uno de los modos que usa para desahogarse, insultar en otro idioma.
RonanHunt · 26-30, M
La tomo en brazos a penas llego a la escena, la colera le tiño de rojo el rostro. Sabe perfectamente de los encuentros de Kaalia con Mathias le había visto uno que otro morete luego de estos, nada fuera de lugar ni sorprendente, pero esto, esto. Le puede más, quiso ir y aprovechar la guardia baja de su tutor, pero no lo hizo, con toda la rabia corriendo por sus mejillas llevo a la pelinegra hacia el piso inferior, donde estaba su laboratorio, y donde nadie podía interrumpirle.

—¿Kaalia? No te duermas princesa, ¡¿Kaaaaliaaaaaaa?! —gritaba casi con desesperación, la sangre escurría por entre las piernas de la mujer, preocupado de que fuera a morir por ello se apresuró de colocarla en la mesa de operaciones, con una palanca le sostuvo las piernas para que no las cerrará, previamente le había inspeccionado el resto del cuerpo, moretones, muchos, varias costillas rotas, incluso intuye que tiene sino uno por lo menos un par de órganos perforados. —¿Qué putas paso? ¿Cómo es posible?...
xKaalia · 31-35, F
Escuchaba su voz a lo lejos, no entendía del todo con quien hablaba, pero sabía que estaba agitado, estaba tenso y aún encolerizado, podía sentirlo cada que le miraba sin hacer absolutamente nada por ella. Su indiferencia era tan dura y fría como el piso donde reposaba, y dolía en lo más recóndito de si misma, ardía con culpa grabada en sangre por el pequeño pecado cometido, uno que ella no eligió realmente.

Entonces la conciencia se fue perdiendo, veía borroso por el dolor que le nublaba los sentidos hasta casi desfallecer; ya no contaba segundos ni minutos, pues el tiempo se volvía tortuoso, no sabía cuanto tiempo llevaba ahí, pero sí sabía de las contracciones que le hacían doblarse y gimotear, incluso llorar.

Sólo hubo algo que de pronto le trajo de vuelta por segundos...

¿R-Ronan?...

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