Subió sus manos hasta sus labios para taparlos como gesto de horror. No podía creer lo que estaba viendo, primera vez que presenciaba algo tan horrible. Sudor frío irrumpió su piel, sus manos, en sus brazos, a lo largo de la nuca de su cuello. Se le puso la piel de gallina por todas partes y no podía dejar de temblar. Una oleada de mareo la balanceó hacia la izquierda, haciendo que cayera al piso. Su pecho se apretó y su sangre estaba pulsando en sus oídos, su ritmo cardíaco había aumentado tan rápido que luchaba por respirar. Tenia miedo y estaba teniendo un ataque de pánico. — Vamos Bubbles, concéntrate. — Intentó tranquilizarse, nadando a través del pánico, tomando control de su respiración. No podía dejar que esa persona se saliera con la suya, era una chica superpoderosa, no podía acobardarse.