« Back to Album · Next »
— Peeta... —lo llamó con ausencia, como si hubiese sido algo involuntario pero deseado desde lo más recóndito de sus cavilaciones. Carraspeó, buscando arreglar el desastre; sabía que se iría, que partiría a su casa, que sería de nuevo Peeta el panadero, peeta, el tributo, peeta, el vencedor... Peeta, el hombro que necesitaría para soportar la carga, para apaciguar sus pesadillas o al menos compartirlas; no estaba lista, no habían más cámaras, no había más que el frío rasgándole las mejillas y el espíritu volviendo poco a poco a su cuerpo. La Gira de la victoria había terminado, pero el...
 
Newest First | Oldest First
y perderse sobre los labios de Peeta, abriendo los ojos de a poco hasta reflejarse en los ajenos.— ¿Cómo haces para borrar la realidad con un beso? —dijo tan ajena de si misma, ésta vez abrazándolo con fuerza, refugiándose en su cuello con la necesidad de gritar, llorar a rabiar y autodestruirse una vez más; sin embargo, en él hallaba la calma, la medicina justa para sopesar sus males. —Haymitch quiere vernos... —susurró con el corazón alterado, temía algo, como si la vida misma se le escapara de las manos... y sin saberlo, esa misma noche el Capitolio anunciaría el Vasallaje de los 25.
Cada segundo transcurrió tan lento como suave, rozando el tiempo con la seguridad de encontrarse a salvo, con la certeza de que esos labios eran los únicos que la llevaban a un plano donde sus almas atormentadas se encontraban, donde el dolor y la sangre se complementaba con el dulzor y la gentileza de un beso en inicio mustio y lento, pero finalmente profundo.
Cerró los ojos incluso, perdiéndose en su aroma, en su presencia y en ese par de manos aferrándole; respondiendo ella con sus manos entre su cuello, pasando por éste hasta sus hombros donde no dudó en internar sus dedos entre sus rubias hebras tras su nuca, necesitándolo.— ¿Cómo lo haces? —susurró cuando el beso dio pausa, dejando trémulos sus labios en cada vocablo que dudaba en salir...
PM1555278 · 31-35, M
Quizás no fue tanto tiempo, sin embargo, cada segundo cerca de Katniss era lo mejor que podía pasar. Una vez que sus labios se separaron de los ajenos, abrió los párpados y clavó su mirada en la de ella. Le encantaban esos ojos grises dónde podía perderse toda la vida.

PM1555278 · 31-35, M
En ese justo momento que sintió el roce, de nuevo fue aquella chispa, como aquella noche en la arena, estaba moribundo sí, sentía que se iba su vida de cierta manera lenta, sin embargo, el beso de Katniss fue la mejor medicina que tuvo. Y tal vez en aquel momento pensó que no había sido más que un impulso, pero aquel nuevo beso era una pequeña esperanza.

Ladeó el rostro al lado contrario, sus labios atraparon los ajenos, no tenía tanta experiencia en aquello, pero sabía definitivamente que quería tratarla con toda la dulzura posible, los masajeó, ambas manos se dirigieron a la espalda baja de Katniss, eso fue un mero impulso, así que la apegó mucho más a sí, le gustaba sentirla cerca, tan cerca que podrían ser uno mismo (...)
lo quería como si fuera la llave para comprenderse a si misma.

cuerpo un tanto más, pero finalmente, se renovó en fuerza para mantener su mirada fija en él, esos profundos ojos grises que aparentaban un vacío permanente, justo sobre los castaños vibrantes de Peeta, esos ojos dulces y amables.— Nunca terminará... —volvió a susurrar, rozando sus palabras entre sus labios como si fuera un secreto que dolía decir, y sobre todo, aceptar. Pero ante él podía hacerlo; eso y el acercarse poco más a él, siendo lenta, calma y hasta calculadora como el instinto de cazadora le dictaba hasta encontrarse con sus labios sobre los ajenos; en inicio fue suave, sólo un toque superficial que trajo consigo el cerrar de sus ojos a totalidad, después, vino un toque más pronunciado al ladear el rostro y buscar encajar con él de nuevo, tal y como aquella noche en la arena, como ese beso que lo había vuelto el autor de su necesidad afectiva. Quería con ello resolver sus dudas, quería ese beso tanto como el hecho de poder seguir adelante sin mirar atrás{...]
Si alguien le hubiera dicho que ella se quebraría en algún momento de su vida, lo habría dudado y hasta reído por lo bajo sin molestarse en negarlo, pero ahora... Estaba ahí, tan frágil como una copa de cristal que se rompería al terminar de caer; sin embargo, sabía que ese mismo cristal sería capaz de cortar una yugular, lo sabía.
Respiro hondo, como quien suplica por un trazo de vida al borde del abismo. Sentía los labios arder por el frío, por esas palabras que aunque crudas, parecían ser el único camino a seguir, tenía a Primm, a su madre, Gale, su distrito y a Peeta... Lo tenía tan cerca, tan vivo, que asintió muy suavemente, no era un acuerdo realmente, era una resignación titubeante.— Peeta...—susurró tan débil,
que siquiera sirvió para interrumpirlo cuando él le alzó el rostro y habló de un "nosotros" un nosotros que le ponía tensa por no saber exactamente de que iba, por sentirlo en el fondo de su pecho pero aún así, no saber que era. Sus labios tiritaron y su{...}
PM1555278 · 31-35, M
(...) Agrio de ese triunfo le hizo reconsiderar lo que diría a Katniss. — Sin embargo... entiendo por lo que pasas, porque siento el mismo dolor y angustia. Agradecería que en realidad se terminara ya... Esto. — bajó el rostro, usó la diestra para levantar el de Katniss un segundo. — No hablo de nosotros, quiero que se termine esa farsa del capitolio, aún siento las miradas de las quimeras, Katniss... Y aún no tengo como agradecerte el hecho de que estuviste ahí, y lo intentamos juntos... — las pausas entre sus frases cada vez le costaban más. No querría nada más que asegurarle a Katniss un futuro feliz, feliz y libre de todo lamento, solo que no iba a mentirle en algo que no estaba seguro.
PM1555278 · 31-35, M
El solo tacto de la mano de Katniss suponía para él un escalofrío en la espalda. No podía negar que los sentimientos estaban siempre a flor de piel, solo que en ese momento se concentraba en ser el pilar de ella. Cuando le rodeó el cuello no pudo sino aferrarse a ella, pasó ambas manos sobre la espalda de la cazadora, se quedó quieto y aspiró su aroma. Era siempre importante capturar cada detalle de ella. Las palabras, cambiaron el contexto del todo, Katniss necesitaba ayuda, y si debía escucharla cada noche lo haría, no le importaba faltar a dormir, mientras ella pudiese concebir el sueño entre sus brazos.

— No es fácil, Katniss... Sé que no querías... Y probablemente quedará en nuestras memorias, pero creo que deberíamos ver lo que tenemos adelante... — pasó saliva. A él tampoco le agradaba tanto pensar en la villa de la victoria. La victora era más amarga que sus labios se apretaron con la sola idea del sabor(...)
le iba a la pequeña que había cuidado de ella y que de alguna manera le recordaba a su dulce Prim... ¿Hasta cuándo seguiría siendo así?.— Dime que todo acabará pronto, aunque sea mentira, dime que ya hemos sufrido suficiente. —la oscuridad caía sobre ambos, ahí, a unos cuantos pasos de su hogar y unos cuantos más del del Peeta, sin testigos ajenos al distrito, sólo con el frío rasgando sus mejillas, helando sus manos que buscaban refugio entre el cuello y abrigo del rubio.

Add a comment...
 
Send Comment