Escucharlo hablar de su desarrollo le alimentó el pecho hasta el punto de retener un suspiro mustio, porque ahí refleja las palabras que le hubiese gustado escuchar de su padre. Había crecido, había sobrevivido y eso no era para menos en un mundo como ese.

Así, cede a la invitación al caminar hacia él con la sonrisa a medias, dulce en su peculiar gesto aniñado pese al paso de los años.

— Hubiese sobrevivido fuese cuál fuese el costo. —con cuidado se situó sobre su muslo, sentándose de costado para poder mirarlo y también para poder deslizar su mano por aquella barba ahora cana— ... O quizá hubiera muerto y sólo hubiese sido un caminante más a quien aniquilaras con Lucille en tu camino. —la oración guarda un poco de melancolía, proyectándose en ese "quizás" que no llegó a suceder— Quién sabe.