[code]con un todo casi idílico que buscaba llegar a él con esa intención: Mermar sus males, calmar su encierro y aliviar su soledad luego de la caída del Santuario, de su inminente derrota.

ー En lo jodido que estaba el mundo lejos de ti, en si habías muerto, pues nadie me decía nada. Pero también tuve que callar... Ya debes saberlo, pero por obvias razones no me era permitido siquiera mencionar tu nombre en Hilltop.ー le supo amarga la mención, pero era necesaria, después de todo era un hecho que perduraría hasta el final de sus días.ー Aún así nunca dejé de anhelar este momento.ーle acarició con dulces toques, siempre mirándole de frente, sin huir nunca más ¿qué era exactamente lo ha la hacía permanecer ahí, prendida a él tras años? No era lealtad a base de miedo; iba más allá de si misma, algo que nada, quizá ni él mismo, comprendería.[/code]

[code]Aquellas palabras volvieron con fuerza, tanta como para sentir las mejillas arder y el interior de su cuerpo dar un vuelco; recordaba el calor del momento, la ya no tortuosa privacidad que mantenía con él para ese entonces, pero sobre todo, su propia respuesta:

❝ A-Aveces... No estoy segura de querer ser consciente de ello. Porqué... Eventualmente no querré renunciar a ese poder... Y más que una ventaja, se va a volver una debilidad para mi misma, no se supone que deba sentir algo así, no debería... ❞

Recordaba la culpa de sus palabras, de disfrutar su presencia y aprender a buscarla, necesitarla y a responder a ésta cuando él lo demandaba, ¿pero ahora? su mano se mantuvo ahí, cerca, lo más cerca posible, sintiendo su calor.
Y más que eso, pues no podía negar que en sus adentros aquella respuesta le avivaba el espíritu cálido y soñador que vivía dentro de ella.

ー Tampoco dejé de pensar en ti.ーmusitó, suave, en calma{...}[/code]

[code]En otros tiempos habría apartado su mano apenas sentirla presa de la ajena, como un ciervo asustado que apenas daba un paso al frente y alertaba el peligro, se volvía de un salto hacía atrás, buscando la mejor manera de huir. Pero ahora... Ese tacto le sabía a gloria, una bastante confusa para terceros, pero que para ella era como la cura de un mal fatal: Su ausencia.
Pronto se halló embelesada, por su gesto férreo, su voz grave y el ligero cosquilleo que le producía esa barba sobre su mano, la misma que luego era consentida con un beso, un beso que trajo consigo un punzón agudo sobre su pecho, mismo que culminó en la boca de su estómago ante el recuerdo de un momento clave, era tan lúcido y vivido que por un instante se transportó a ese instante en el Santuario:

❝¿Te atemorizo, Beth? Pequeña Beth, no eres consciente del poder que tienes sobre mí.❞

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Prácticamente, cual rehén, retuvo la tierna mano de Beth cerca de su cara, presionando un poco con una de las propias. Aparentemente sus encuentros y su lazo en sí estaban llenos de contrastes: una mano hosca cubriendo otra más pequeña, más suave, más delicada. Sin duda las diferencias son y siempre serían palpables. ¿Lo mejor de todo? Que era lo que le daba el mejor jodido condimento a su unión. Por eso, sin que su mirada (a veces pesada) la dejara de ver a los ojos, éste le besó la palma, buscando embonar su barbilla en el pequeño cuenco que ésta podría ofrecerle.

ー Pensé en ti. Incluso tenía sueños jodidamente extraños y difusos, y entre muchos aparecías tú. Te pensé muchas veces, pero todo lo enrollé en la maldita lengua. Sabes, lo que esencialmente importa debe mantenerse guardado, dulzura.

[code]Su primera reacción fue sonreír, quedo, casi con tiento, con ese aire aniñado que aún vivía en su interior y que pese a todo, no había mermado; por ello es que posó su diestra sobre la mejilla ajena, detallando bajo las yemas de sus dedos el vello facial que por ahí se extendía—... ¿Pensaste... en mi antes de venir a verte? —si los nervios la invadían o no, eso era algo que sólo aquel que la conociera a fondo sabría determinar, por su mirada de azul vibrante aún más dócil, o sus labios dando ligeras presiones entre si; reunió todo su coraje, quería saber "eso".[/code]