Con mucha atención le escucha sonriendo muy leve, su mirar expresa mucha comprensión a sus frases como pensamientos. entiende al pie de la letra lo que dice lo cual pueda o no ser exacto a lo que busca pero hay frases entrelíneas que dicen mucho

— Mi error fue dejarme llevar por esas pesadillas..

Casi como un pensamiento al aire, para luego suspirar un poco y volver a sonreir

— Sin duda, tienes las palabras precisas cuando alguien tiene un laberinto en su cabeza, muchas gracias

— Abel el mundo es peligroso de por si pero no podemos vivir con miedo.— El hambre de experimentar todo lo que conformaba su mundo era evidente, si se queda como la mayoría le comentaba ¿Que aprendería? seria consiente de que mas allá existe un mundo pero sin conocer tal mundo. Salio de su pensamiento echando su cabeza hacia atrás hasta quedar recargada de las rodillas ajenas. — Para que exista el bien debe existir el mal como en el Ying y el Yang lo explican.— Hizo un pequeño gesto mientras retomaba la palabra. — Pero no sabría quedecirte pues no estoy en tus zapatos.—

— Sin dudar, los extremos pueden resultar peligrosos y atraen a cualquier amenaza

Prosigue sus palabras, se queda en silencio por unos momentos . sin duda había algo que no dejaba de canalizar su mente y que lo más probable es que ella haya podido darse cuenta

— ¿tu matarías a tu hermano si este no siguiera el camino correcto?

𝓢e quedo completamente tranquila cerrando lentamente sus parpados cuando las manos ajenas tocaron su cabello, emitiendo suaves vibraciones que interferían con la luz eléctrica, entre otras palabras le agradaba el hecho de que no tuviera miedo de comentar con su propia voz lo que estaba pasando, como también le gustaba que la consintiera.

— Pero si tu no tienes la culpa de TODO lo que pasa, existen factores que pueden hacer mas complejo los resultados.— Expreso con una sonrisa infantil enmarcada en sus labios. —¿Tu crees? yo me sigo viendo igual a pesar de todo aunque los ancianos no dejan de remarcar que debería tener cuidado.—

Suspiro un poco y sin mas termino por sentarse cobre los pies de Abel, su peso seguía siendo igual al de una pluma por lo que no le incomodaría.

No era necesario decir alguna clase de historia o cuento para tranquilizarle puesto que, ella ha podido ver en sueños todas las penurias que ha tenido que soportar producto de esa guerra interna de sangre que lleva en este momento. Sonríe casi de una forma derrotada pues sabe que debe relatar absolutamente todo lo que esta sufriendo, su diestra le da leves caricias a aquellos cabellos rosados

— aveces, me culpo de todo lo que ocurre. sé que cada uno decide por su destino pero siento que debí ser más vigilante

Suspira un poco, para seguir con aquellas caricias leves luego de esto sonríe un poco más , había algo que debía decirle

— veo que te haz hecho más fuerte, también haz crecido

—¡Te encontré! Hola Abel perdona por no haber venido antes.— Ha ella llegaron ciertos rumores de todo lo que su amigo estaba pasando, así que no tubo ningún impedimento para poder ir a verle. Regresandole la sonrisa cerro la puerta tras de ella, al menos nadie la había seguido y si lo hacían seguro se llevarían una sorpresa nada grata con uno de las Escolopendras de su padre.

— Me alegra tanto verte, se rumorea entre los sueños que has estado ocupado.— Bastaron unos cuantos pasos para quedar frente a el y tal cual como cuando era una infante se agacho quedando en cuclillas y abrazando sus piernas.

Sin duda que, no esperaba recibir visitas . tras los últimos acontecimientos pensaba que probablemente él sea visto como alguna clase de enemigo público. su vista se alza hacia aquella puerta que se abre de manera muy lenta provocando tal sonido de película de terror. unos dedos aparecen y luego una voz que reconoce la cual le hicieron tranquilizarse pero, igual tenia aquella sorpresa

— ¿Cotton? ¿Cotton Candy?

Cuando por fin le pudo ver, le sonríe muy serenamente contento de volverle a ver y también sorprendido de que le haya visitado

𝑬mpujo la puerta haciendo que sonara de manera tenebrosa, los dedos de su mano moviéndose hacían presión sujetando la puerta. — Abel ¿Estas aquí?— Pregunto asomandose por fin sorprenderse por la expresión que cargaba.