“¿Por fin para casa?” Preguntó, aunque ya supiese la respuesta a aquella cuestión. Eso no evitó la emoción que incluso le hizo alzar la voz un poco más de la cuenta.

Una leve, diminuta sonrisa surgió de entre sus labios al conseguir por fin lo que llevaba pidiendo desde el mismo momento que pusieron un pie en la calle. Poco más dijo o iba a decir cuando la rosa se levantó de golpe y corrió tras la otra, tratando de alcanzarla, de llevarle aunque fuera el ritmo.

Dejando ambas, tras de sí, a varia gente que las seguía con la mirada extrañadas. Mientras que, por otro lado, otras tantas saltaron en el lugar, sorprendidas al oír como la silla cayó cuando se levantó Nana. Mas, era bastante notorio como la Oni estaba mucho más ocupada en seguir a su pareja que en quedarse a recoger cosas humanas.

Ignoraba la descortesía de Nana con la extraña. Sin preocuparse por las palabras ajenas posó un dedo sobre el menú elevado, bajándolo para ver el rostro tras él. Mientras tanto recibían sus bebidas y por más que Manzo moría por tomarles una foto, esperó a que la camarera entrara para responder.

" - Sabes que necesito mucho más que eso. Peeeero, creo que por hoy ya terminamos. - " Finalmente cedió, tomando ambos frascos de vidrio para ponerse de pie, mirando en dirección al camino que llevaba a la casa.

" - Vamos, además ya es tarde. - " Y confiando en que Nana le seguiría con rapidez, se puso en marcha hurtando inconscientemente los frascos sin siquiera haber pagado aún su contenido.

Una vez una humana se acercó, Nana no tardó en cubrirse con lo que sería el menú que estaba dispuesto en medio de la mesa. Como si anduviese mirando lo que había en él, ocultando su cara con aquel trozo de papel aunque fuera de una forma bastante exagerada para cualquiera que la viese.

Dejó hablar a Manzo, sin aportar nada a aquella conversación con la humana. Esperando que se fuera tan pronto como fuese posible, aun así Nana movió la mano para que se fuera de una vez sin quitar aun el menú de enfrente de su cara.

“Ya te puedes ir y traer eso.” Indicó, sin saber bien aun cómo tratar con aquellos, aunque al parecer funcionó cuando se fue. “Prefiero no salir más. Solo al restaurante por debajo de casa... Por allí pasa gente, ¿no te sirve ese sitio?”.

Resopló en respuesta a la insistencia, no dijo más. La camarera, con mirada perturbada, ya estaba dispuesta a tomar el pedido. Manzo sonrió mostrando los colmillos, fingiendo que el aspecto de ambas no era relevante y menos a esas alturas de la noche.

" - ¡Queremos dos de esos! - " Pidió señalando a la mesa continua, pues no sabía el nombre real de aquellas bebidas. " - En lo posible de sabores distintos y con mucho de esa esponjosa crema blanca. - " Solo hacía falta el hilo de saliva cayendo por la comisura de su boca para evidenciar el antojo que tenía. Luego volvió a su novia, ya con una respuesta pensada.

" - Anda, Nana... Solo lo tomaremos y volveremos a casa. ¡Prometo no hablarle a ninguno de estos humanos! Digo, personas... - " Cambió la palabra, pues la empleada aún seguía frente a ellas. " - Te prometo que mañana nos quedaremos todo el día en la casa. - " Le dijo al oído para confesa

“No me gustan los humanos.” Volvió con lo mismo y casi saltó, una vez más por culpa de las acciones tan repentinas de Manzo.

Se asustó, pero, de nuevo, se vio guiada por sus propios pies a seguirla a cualquier lado que fuese. Callada, tratando de pasar desapercibida entre los de allí una vez volvieron a sentarse.

“Quiero ir a casa.” Recordaba a la vez que arrastraba la silla como buenamente podía, como era obvio, para no estar tan alejada de la otra.

Paso tras paso terminaron frente a un café iluminado con bellas mesas de madera en la vereda. El brazo de Manzo se había deslizado a la cintura de Nana tras su atentado al suelo, creyendo que así podría sostenerla si se caía.
" - Son algo especiales, ¡pero estoy segura de que cuando logre hacer contacto con uno sacaré un excelente material! - " Estaba convencida de sus palabras pero aún más de su mirada, que se fijó con encanto en una apetitosa bebida consumida por uno de los clientes del café.
" - ¡ESO! ¡NECESITAMOS PROBAR ESO! - " Cambió de tema nuevamente arrastrando a su acompañante hasta la mesa libre más cercana, esta vez depositándola en la silla para luego tomar asiento en la libre. Decidida a no perder tiempo comenzó a agitar su mano morada cual uva para llamar la atención de la camarera. " - Se ve muy sabroso, mucho mejor que esos líquidos rancios que vi en la barra del otro lugar. - "

“Quería ramen...” Siguió el camino, dejándose hacer por las acciones contrarias. Una de sus manos caía, pero otra tomó la mano que rodeaba sus hombros.

“Y ir a casa. No me gustan los humanos.” Y con solo recordarlo es que la criatura puso una cara de asco, al solo recordar los contactos que ha tenido con ellos.

La mirada de Nana estaba en los pasos que daban ambas. En un momento casi tropezó intentando sincronizar los propios con los contrarios.

“No entiendo porqué te gustan. Hoy nos ignoraron y ayer nos gritaron.”

El tirón impidió que sacara una foto más, pues una particularidad en la barra había llamado su atención. Pero no le dio tiempo, ya ambas estaban atravesando la puerta del lugar, Manzo cargada con las cosas que había sacado de su bolso y no logró guardar, y se detuvieron en el asfalto húmedo de rocío. " - Bueno, eso no salió como esperaba. ¡Pero la próxima semana lo volveré a intentar! ¿Acaso notaste el hedor de aquellos? ¿Y a aquel que se quitó la ropa? Tal vez algún tipo de cortejo entre machos... En fin. - " Tomó aire luego de tantas preguntas, haciendo una pausa para comenzar a caminar calle abajo. " - Te invito un postre, ¿qué te parece? - " Y rodeó el cuello de Nana con su brazo para acercarla a sí.

Sus ojos se abrieron más de la cuenta y casi cayó de la silla por el susto cuando vio a Manzo levantarse sin avisar. Literalmente, saltó detrás de ella, corriendo directamente para alcanzarle, pero demasiado tarde para detener el que sacase la foto y el flash iluminase la cara de un humano. Quiso tomar su mano, se supone que debían ser sigilosas y no hacer eso.

“Vamos a casa...” Y buscó tirar de ella, irse ahora de aquel lugar antes de que hubiese algún problema con su presencia o con lo que fuese.