Hm. -Él no sonríe, de hecho su expresión no cambia ni un poco de la amargura tan seria que carga su rostro. Sigue viendola de forma meticulosa.- Adelante, estoy esperando. Nada es mejor que ver a una mocosa ahogándose en una botella. -Mientras dice eso, saca de su chaqueta una cajetilla de cigarros que dentro tiene apenas dos o tres y un encendedor. Lo prepara en su boca y lo enciende, suspirando el humo hacia ella.-
— Sí, una dama. — Contestó de mala gana al mismo tiempo que la mirada del hombre se clavaba en ella, como si la tratara de escanear u encontrar algo raro. — ¡Pero que dices! — Gritó furiosa llevándose la botella entre sus brazos, protegiéndola del hombre. — No te daré nada, es más... Mira como me la termino. — Dijo con una sonrisa desafiante.
¿Una dama? -Se acerca un poco, con ese rostro de pocos amigos tan usual en John. Sus ojos rojos dieron un vistazo detenido a la mujer, su cuerpo y su rostro, la miraba como si pudiera ver su alma.- Pareces hombre. Y aún así no te ves menos sucia. -Se pone en cuclillas, luego extiende su mano como si esperara que le diera algo.- Ahora dame, estoy sediento.
Miró al hombre con cierto disgusto mientras daba un largo trago a la botella. Le tomo unos segundos más y paró de beber, dejando la botella en el suelo, a un costado de ella. — No lo sé, te juro que lo iba a hacer, pero me has llamado indigente y eso no lo puedo permitir ¿Es así como le hablas a una dama? — Replico con un tono cargado de ironía en su voz.
