Tras haber desaparecido por bastante tiempo, había regresado en el oleaje de las aguas, llevándolo hasta la orilla de la playa donde quedó varado en la arena. Ignoraba cuanto tiempo había pasado, de hecho ni siquiera estaba consciente, lo último que recordaba fue una tormenta que acabó en huracán.
Sorprendido al terminar con él casi encimado, terminó sonriendo ante el abrazo, respondiendo suavemente y acariciando sus cabellos, feliz de saber que le echó de menos también, que no le había olvidado y que fue él mismo quien le salvó de nuevo, igual a aquella vez.
—Pececito... De nuevo eres mi salvador. Te lo agradezco tanto~
Murmuró suavemente, cerrando los ojos para relajarse, pues de todas formas no podía ver realmente mucho.
