Había comido aquellos dulces y chocolates que le regalaron por andar disfrazado aunque, al cabo de un rato, empezó a sentirse mareado y bastante más torpe de lo normal.
—¿Qué está... pasando?— Murmuraba casi arrastrando la voz, terminando por tumbarse en la mesa y sentir que esta se movía como si fuera a la deriva sobre las olas. Comenzó a ganarle una leve risa, ignorante de que había ingerido licor por primera vez en su vida y, en demasiada cantidad, para acabar.
Descansó profundamente durante toda la noche, llegando el alba y sin soltarlo en ningún momento. Al ir reaccionando, se sentía sediento, cómo si no hubiera tomado agua en más de 3 días, removiendose y tosiendo un poco al girarse en la cama. Lo soltó con esa pequeña vuelta, terminando por estirarse e ir a buscar agua a dónde creía estaba siempre, ignorando que no estaba en su hogar en realidad, terminando por tropezar al no ver dónde iba, cayendo al suelo.
