Había comido aquellos dulces y chocolates que le regalaron por andar disfrazado aunque, al cabo de un rato, empezó a sentirse mareado y bastante más torpe de lo normal.
—¿Qué está... pasando?— Murmuraba casi arrastrando la voz, terminando por tumbarse en la mesa y sentir que esta se movía como si fuera a la deriva sobre las olas. Comenzó a ganarle una leve risa, ignorante de que había ingerido licor por primera vez en su vida y, en demasiada cantidad, para acabar.
-Escuchó murmurar al joven Camaroncito pero ya le estaba ganando el sueño así que solo se quedo dormido al no poder más por ése día. A la mañana siguiente el patriarca se movió muy poco, solamente para apretar un poco más el cuerpo ajeno al suyo, sus ropas negras y amplias, ésas mangas tenían envuelto a Kai como a un niño en su abrazo-
Mmnm.. Kai..
-Suave clamaba su nombre pues después de beber sus recuerdos eran todos de él y sus sueños de la última persona que vio, su rostro estaba tranquilo pero como no se había mirado a un espejo todo rojizo y lleno de ésas marcas de labial, la marcas de besos estaban en todo su rostro, incluidas sus comisuras-
