l hilo rojo es un lazo enérgetico o mundano que está atado en el dedo meñique de dos personas que están destinadas a estar juntas cómo pareja. No importa la edad, el lugar, la época o circunstancias que los separe en un principio porque siempre pero siempre terminaran juntas, es el destino. Y muy pocos seres tienen la dicha de encontrar su alma gemela.
-Le explica bien su duda sobre el hilo rojo, dejando que la mujer se acomode en su hombro para pueda descansar bien.-
Gracias por considerarme que estoy a la altura de Iskandar, Leonidas o Anibal... Nunca lo hubiera pensando de esa manera.
Descansa, Arturia. Ya estás muy cansada y necesitas recuperarte. Yo velaré tu sueño, nada ni nadie te perturbaran.
-Sabiendo que su servant obtendría energía de los alimentos cómo lo hacen los mortales. Un día quería que transferirle un poco de maná.-
- Con los ojos cerrados y escuchando atenta a cada palabra que le dice solo se limita a responder que no sabe que es eso de el hilo rojo, pero que le gustaría saber que es. -
Ahora sabes la respuesta, creo es momento de dar el paso.
- Musita a la vez que busca acomodarse bien, ya que después de comer lo que busca es dormir un rato en donde encuentre más cómodo y ese es el hombro de Bajie para descansar. -
En verdad eres un guerrero admirable a la altura de Iskandar, Leonídas, e incluso el formidable Anibal.
- Comenta en voz serena ya que necesita reposar para adquirir más energía y no dejar sin maná a su máster. -
Pienso que deseas que seamos... un par de enamorados unidos por un lazo rojo, un par de guerreros que se aman y son capaces de todo e incluso dar su vida por el ser amado ¿O me equivocó?.
-Conoce y entiende bien a las mujeres, ya que por naturaleza es un hombre, romantico, un hombre sensible, un hombre que fue casado, que cuando ama a una mujer es capaz de todo por ella: Desde luchar por amor hasta llorar cuando es lastimada. Comprende que su servant es orgullosa y le cuesta expresarse pero sus sentimientos pero no sus emociones.-
No sabia que era muy cálido... Sólo sabia que soy muy dulce y tierno.
-Dejando que la dama se recargue más en él para que descanse, cierra sus ojos para disfrurar más de aquel momento tan importante para ambos y que sin duda podría cambiar la vida de ambos.-
- Recargada sobre el hombro de este, espera a que descifre lo que acaba de decirle ya que antes que rey es alguien orgullosa incapaz de decir las cosas de manera abierta a su máster. -
Eres muy cálido, lo sabías ?
- Siente cómo aquel brazo le rodea más se acurruca en este para descansar un rato y después de ello esperar a ver si responde lo que le dijo hace unos momentos antes de que todo iniciará y diera paso a algo más. -
Me alegra tanto ser parte de tu vida y tú de que seas parte de la mía.
-Siente la cabeza de la joven inglesa que descansa sobre su hombro mientras cruza su brazo tras su espalda, abrazandole de lado. Aunque le encantaba ver una mujer vestida con atuendos vistosos, no arma escándolo. Cierra sus ojos para prestarle atención a sus palabras.-
Yo creo si podríamos algo más que servant y máster... Si es lo que estoy pensando. ¿A que te refieres que podríamos ser algo que servant y máster?.
Tus palabras me reconfortan, eres parte de mi vida ya sin saberlo.
- Acercándose a él, recarga la cabeza sobre el hombro de este para descansar, cualquier otro hubiera armado un escándalo por el hecho de verla vestida en ese atuendo vistoso. -
Bajie, crees que podríamos ser algo más que servant y máster ?
-Yo puedo cocinarte todos los días, siempre cocinó para mis crios después de regresar tras trabajar en los campos. Claro que eres útil, con tenerte mi lado me basta.
-Tras terminar de comer, sonriendo alegre mientras acomoda los platos y el servicio usados por ambos.-
No me incómoda que andes así por la casa... Mi segunda esposa era más desinhibida por ser una mona, le gustaba andar muy ligera. ¿Que ropas te ordenaban usar tus ex máster?... Tú puedes vestirte cómo te sientas a gusto y cómoda.
Siendo comida no le pone pero ni pretexto ya que come de todo siempre y cuando para su paladar tenga un sabor agradable. Comiendo con toda confianza y bebiendo a paso calmado de aquél recipiente desconocido pero cuyo sabor es agradable.
—En verdad, eres un gran cocinero no sabia que tuvieras un don para ello ya que yo no sé cocinar nada ni mucho menos hacer algo quizás útil.
Terminando de comer, agradece la comida mientras le da curiosidad preguntar si no esta incómodo ya que por lo regular sus antiguos máster le ordenaban se pusiera otras ropas ya que las que trae son muy vistosas para andar así por la casa. Aunque realmente a ella no le incómoda, ladeando el rostro para ver que dirá su maestro. ,
-Ya que tu máster es un chino, vas a poder conocer más de mi cultura y la gastronomía de mi país.
Sonriente y expectante, mira a la guerrera que le encantó su comida que tanto esmero y dedicación preparó para ella. Tomando un poco de carne con dientes de dragón, hechando un poco a su pocillo de arroz y tomarlo con los palillos. Para ella, dejo el servicio de cucharas y tenedor para que no tuviera problemas en comer en confianza.
-Sí, la preparé con mis propias manos. Sé hacer muchas cosas que aprendí mientras estuve en un monasterio. Aunque está carne es de soya. No tienes nada que envidiarle a la de vacuno... Y eso.
Iba a decir de cerdo pero se guarda el comentario, no queria sonar que él fuera un animal siendo que es hombre algo peculiar debido a su apariencia. Cómo fue un monje budista, no come carne de origen en lo absoluto.
Atenta toma un poco de aquel arroz, del cuál ya conocía pero aquella carne se le hacía muy familiar pero al probarla su cara cambia a una de gusto ya que sabe demasiado bien y aparte la combinación es excelente.
