—Oh mierda!— No respondió a tiempo, la silla choco contra el reventándose al impactar su cuerpo, algunas astillas y pedazos habían causado heridas abiertas, producto de recibir el embate de lleno sin poder siquiera bloquear para reducir. Pero, más que atemorizado o intimidado, aún cuando su cuerpo por inercia fue casi lanzado a la izquierda, estaba emocionado; el azabache era veloz, ella era pura fuerza física, dos valores diferentes pero capaces de causar un caos bastante considerable cuando chocan. Le tomo varios minutos en poder pararse firme para evitar una caída y así, volvió a impulsarse; esta vez fue directo al estómago, usaría el puño diestro para clavar un certero puñetazo exactamente debajo de las costillas