—Pero tu vas a destacar en el desfile, de eso estoy segura. Tendrás a los fotógrafos encima de ti—. Bromeó un poco aunque era posible que se dedicaran a tomarle fotos, su atuendo era realmente impresionante. Dió un pequeño apretón a su mano cuando tomó la suya y se mantuvo al mismo paso que él, tratando de no lucir tan nerviosa.

—Y te ves fantástica, mon amie. —intentó pronunciar aquello último en francés, tomando por un momento una de las manos de la dama; no estaba acostumbrado a los besos, por lo que en su lugar hizo una leve reverencia.

Volvió a ofrecer su brazo luego de aquel gesto para partir en dirección al glamoroso desfile.

Ese comentario la apenó un poco, ocasionandole un sonrojo en las mejillas. Le regaló una sonrisa e hizo una sutil reverencia como agradecimiento. —Y prometo ser tu mejor compañía en este evento. Me alegra tanto estar bien vestida para la ocasión—. Mantuvo su gentil agarre del brazo de Tae mientras caminaban.

—¿Tú crees? Tengo la chaqueta, y ahora también a una bella acompañante. Creo que no podría lucir mejor. —pasó la punta de su lengua por entre sus labios para dar paso a una traviesa sonrisa ladina. —Así que vamos, es momento de hacer acto de presencia en el “Desfile de Celine” y después al After Party.

—Aunque no me sorprende que a ti te quede a la perfección, Tae. Luces muy guapo con ella, siento que he arruinado tu outfit quitándote la chaqueta—. Sonríe y vuelve a arrugar la nariz al sentir como le revuelve un poco el cabello. —¿A dónde vas? ¿Puedo acompañarte?—. Le hizo ojitos para ver si no le incómodaba que se le pegara cual velcro a donde fuera.

Cuando notó que se acercaba, le ofreció su brazo como solía hacer; sin embargo, esta vez le ayudó a acomodar la chaqueta con su mano libre. —Al parecer si te va algo grande, pero insisto en que se te ve muy bien. —llevó con delicadeza su diestra sobre la cabeza impropia, revolviendo suavemente los cabellos ajenos.

—¡Si! ¡La más ruda del mundo!—. Asentía pero la risa le ganó tomando la chaqueta de Tae para evitar que se le cayera, se acercó a su amigo para tomarle del brazo. —Bueno, no soy tan ruda. Si tu crees que soy adorable, debe ser cierto—. Le guiña un ojo aún riéndose al ver ese puchero.

Hizo un gesto gracioso de asombro cuando la joven le sacó la lengua, más volvió a sonreír al instante. —Cierto, Zylith es ruda. —asintió varias veces con la cabeza mientras su labio inferior formaba un leve puchero.

—¡No soy adorable!—. Dijo entre risas y mostrándole la lengua cual niña pequeña, incluso se cruzó de brazos fingiendo estar molesta pero era difícil al verlo reírse de esa manera.

—Pareces una fresita, es muy adorable. —mencionó riendo con cierta timidez, a lo que bajó su rostro mientras llevaba su diestra hasta sus propios labios encubriendo su sonrisa. No podía evitarlo cuando tenía tal escena frente a sus ojos.