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La hora del té se vio interrumpida con el brioso azote de las puertas; las damas de compañía miraron a la entrada, donde uno de los soldados yacía acalorado y ansioso. A éste, le siguieron unos cuántos militares más, todos con la misma expresión que el primero.
◦ — Doamnā, es imperioso que nos acompañe a la celda del Este. Ha llegado... No sé cómo describirlo. No es de aquí... — Jadeante, se acercó paso a paso a la nada sorprendida reina.
 
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NdV1572328 · M
Tan ensimismado estaba en su infortunio que no notó las expresiones de la reina sino hasta que los hombres aparecieron y tuvo que tensarse nuevamente para ponerse a la defensiva e inspirar el miedo que vio en sus ojos al capturarlo.

"Tengo presente tus intenciones, asesinarme es el pago justo por lo que mis hombres te hicieron..."

El dragón levantó una ceja cuál si le costará procesar esas palabras. ¿Significaba eso rendición? Era cierto, si quisiera vengarse empezaría incinerando a su pilar principal y luego a todo aquel ser que se atreviera a hacerle frente; pero esa frase no fue la que más lo sorprendió. Retirar los grilletes y cadenas, ¡casi echa a reír! ¿Pero qué clase de reina tan torpe tenían? [...]
 
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