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Soldados y regente cayeron al piso, el miedo paralizó sus sentidos e impidió que se pusieran de pie. Los hombres detrás de la arcadiana retrocedieron poco a poco, apoyados en las palmas de la mano, arrastrándose como lombrices implorando no ser devoradas. Kassia, por otra parte, mantuvo la mirada fija en la complexión del dragón. Era la primera vez que esa criatura traspasaba las letras de un libro y tomar cuerpo. Escuchó las pisadas presurosas de sus centinelas al huir; no los culpaba, ella también estaba siendo presa de una sensación nueva, pero, ¿por qué no huía? Esa era la reacción natural de alguien cuerdo. [..
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NdV1572328 · M
Para cuando recuperó la forma humana que había tenido unos minutos atrás ya había caído los pocos metros que logró levantarse, lastimandose el hombro derecho al estampar este contra el asfalto. Empezó a tocer con desespero y sus ojos, enfocados en la delicada figura de la reina, se cerraron. Perdió la conciencia de a poco... Quedó a merced de un pueblo que lo había capturado y de su regente, misma que trató de engañarlo. Si sobrevivía a eso el golpe tan duro a su ego habría de clamar venganza, otra razón para odiar a la maldita bruja que lo maldijo.
NdV1572328 · M
Abrió las alas, obligando a la estructura de piedra a resquebrajarse para poder así darle espacio y comenzó a agitarlas con torpeza de arriba hacia abajo, debido al movimiento la fuerte ventisca no se hizo se esperar y el resto del techo fue cayendo para crear una salida; empero, aunque era toda su intención tomar la palabra de Kassia e irse para nunca volver, no pudo. Sus patas ya no tocaban siquiera el suelo sucio cuando volvió a transformarse de a poco en un humano; las preguntas no paraban de llegar a su cabeza: ¿por qué tan pronto?, ¿voy a morir ya?, ¿qué me hicieron?
NdV1572328 · M
Sentía en su pecho el latir desbocado de su corazón — justo en el lado derecho a diferencia de los humanos — y su aliento caliente entraba y salía de sus fosas con rapidez. Mientras su mirada recaía en la figura femenina, Níðhöggr se preguntaba una, dos, tres veces, por qué no la había incinerado; intentó recobrar el fuego que nacía en su estómago y se impulsaba hacia su garganta pero, por más que trató, el cuerpo parecía no responderle, cual si se negara a juntar el dióxido de carbono que por naturalidad debería salir por su tráquea.
Las palabras de la reina parecieron lejanas de a poco y las imágenes que sus ojos captaban cada vez se volvían más borrosas. Tuvo apuro y, aunque nunca lo admitiría, un poco de miedo; su cuerpo estaba manifestando un cansancio atroz y una deshidratación que jamás habría experimentado de no ser por la maldición y esas necesidades humanas que esta le traía.
Las palabras de la reina parecieron lejanas de a poco y las imágenes que sus ojos captaban cada vez se volvían más borrosas. Tuvo apuro y, aunque nunca lo admitiría, un poco de miedo; su cuerpo estaba manifestando un cansancio atroz y una deshidratación que jamás habría experimentado de no ser por la maldición y esas necesidades humanas que esta le traía.
ssin1563614 · 26-30, F
Intentó comprender lo que sucedía, trató con todas sus fuerzas. ¿Qué lo hizo cambiar de opinión? Escuchó los pasos de sus sirvientes acercarse, y con apresuro, se levantó. — Vete. Sal de mi reino. No estás condenado a permanecer aquí. — Con todo y las fuertes emociones de minutos atrás, Kassia se mostró decidida, segura de apostar por él. Dio la media vuelta, caminando a paso raudo hasta la entrada. Detendría a sus hombres para darle tiempo a Hög de huir.
ssin1563614 · 26-30, F
inesperado proveniente de un dragón: el perdón. Entreabrió los labios ,resecos por la singular mezcolanza de emociones opuestas, pero aunque trató de hablar no logró expresarse. Sus sospechas parecían ser ciertas, pues Hög seguía inmóvil, tanto como ella; advirtió cómo las gamas naranjas, rojas y amarillas se apagaron en él. Estuvo a un tris de ser incinerada.
—¿Hög? — Habló con un hilito de voz delgado, a medio quebrar, lleno de conmoción. Observó de cerca la reacción de Hög y pudo verse plasmada en los ojos de aquel. Su rostro atónito, la melena platina desarreglada, el vestido encarrujado a su postura. Sus ojos eran tan claros, tan límpidos que reflejaban todo como un espejo.
— Puedes irte, Hög — Sabía que había sido hostil con él al inicio, tratándolo como la peor bajeza del reino, y se había ganado que la despreciara. Lentamente descendió los brazos hechos escudo; el corazón regresaba a su tranquilo palpitar. [...]
—¿Hög? — Habló con un hilito de voz delgado, a medio quebrar, lleno de conmoción. Observó de cerca la reacción de Hög y pudo verse plasmada en los ojos de aquel. Su rostro atónito, la melena platina desarreglada, el vestido encarrujado a su postura. Sus ojos eran tan claros, tan límpidos que reflejaban todo como un espejo.
— Puedes irte, Hög — Sabía que había sido hostil con él al inicio, tratándolo como la peor bajeza del reino, y se había ganado que la despreciara. Lentamente descendió los brazos hechos escudo; el corazón regresaba a su tranquilo palpitar. [...]
ssin1563614 · 26-30, F
¿Por fin había perdido el sano juicio?
Todo apuntaba a que su decisión la condenó a morir; Kassia pasaría a la historia como la Reginâ ingenua, la que confió en un dragón, se entregó a manos de la muerte y dejó marchitar su reino. En un último hálito, interpuso los brazos -como si eso fuera a protegerla del fuego creciente en la garganta de aquella bestia- y cerró los ojos, aguardando lo inevitable.
Esperó.
Aguardó al fuego rodeando su cuerpo, calcinándole piel y alma; se imaginó como una hoja recién arrancada del cuaderno, inservible, lanzada a las llamaradas vivaces en la chimenea, deshaciéndose centímetro a centímetro hasta reducirse a simples cenizas... pero el destino volteó a verla y le sonrió amablemente.
Hög era más alto que las estatuas conmemorativas del jardín y aseveró que de extender las alas, éstas yacerían limitadas por el escaso espacio en la recámara. A medida que los minutos pasaban y el silencio imperó entre ellos, cayó en cuenta del gesto más...
Todo apuntaba a que su decisión la condenó a morir; Kassia pasaría a la historia como la Reginâ ingenua, la que confió en un dragón, se entregó a manos de la muerte y dejó marchitar su reino. En un último hálito, interpuso los brazos -como si eso fuera a protegerla del fuego creciente en la garganta de aquella bestia- y cerró los ojos, aguardando lo inevitable.
Esperó.
Aguardó al fuego rodeando su cuerpo, calcinándole piel y alma; se imaginó como una hoja recién arrancada del cuaderno, inservible, lanzada a las llamaradas vivaces en la chimenea, deshaciéndose centímetro a centímetro hasta reducirse a simples cenizas... pero el destino volteó a verla y le sonrió amablemente.
Hög era más alto que las estatuas conmemorativas del jardín y aseveró que de extender las alas, éstas yacerían limitadas por el escaso espacio en la recámara. A medida que los minutos pasaban y el silencio imperó entre ellos, cayó en cuenta del gesto más...
ssin1563614 · 26-30, F
"Beware the darkness of dragons, beware the stalker of dreams, beware the talons of power and fire, beware one who is not what she seems."


Soldados y regente cayeron al piso, el miedo paralizó sus sentidos e impidió que se pusieran de pie. Los hombres detrás de la arcadiana retrocedieron poco a poco, apoyados en las palmas de la mano, arrastrándose como lombrices implorando no ser devoradas. Kassia, por otra parte, mantuvo la mirada fija en la complexión del dragón. Era la primera vez que esa criatura traspasaba las letras de un libro y tomar cuerpo. Escuchó las pisadas presurosas de sus centinelas al huir; no los culpaba, ella también estaba siendo presa de una sensación nueva, pero, ¿por qué no huía? Esa era la reacción natural de alguien cuerdo. [..
NdV1572328 · M
El fuego en su interior desapareció y la duda lo asaltó. Qué le estaba pasando, qué le había hecho.
NdV1572328 · M
¿Se pensaba ella que con esos actos de bondad lograría que él no hiciera nada? Una vez sus muñecas fueron liberadas el dragón sintió un torrente de energía invadir su cuerpo; el hechizo se desvanecía y sus extremidades empezaban a tomar la forma de la bestia que sabía que era. Lo último que se pudo ver de su apariencia humana fue la media sonrisa en su rostro, cuál si anunciara la victoria. Estúpidos Arcadianos, eran todos suyos.
"Lo lamento."
Un rugido estruendoso que hizo temblar los cimientos salió directamente de sus fauces y, tras este, su cuello largo se fue alumbrando para anunciar el fuego que pronto saldría de su ocico, empero, las últimas palabras de la Regina se estancaron en su mente y jugaron con ella. Por primera vez en toda su vida tuvo un amargo sabor de boca que los humanos llaman "culpa". [...]
"Lo lamento."
Un rugido estruendoso que hizo temblar los cimientos salió directamente de sus fauces y, tras este, su cuello largo se fue alumbrando para anunciar el fuego que pronto saldría de su ocico, empero, las últimas palabras de la Regina se estancaron en su mente y jugaron con ella. Por primera vez en toda su vida tuvo un amargo sabor de boca que los humanos llaman "culpa". [...]
NdV1572328 · M
Tan ensimismado estaba en su infortunio que no notó las expresiones de la reina sino hasta que los hombres aparecieron y tuvo que tensarse nuevamente para ponerse a la defensiva e inspirar el miedo que vio en sus ojos al capturarlo.
"Tengo presente tus intenciones, asesinarme es el pago justo por lo que mis hombres te hicieron..."
El dragón levantó una ceja cuál si le costará procesar esas palabras. ¿Significaba eso rendición? Era cierto, si quisiera vengarse empezaría incinerando a su pilar principal y luego a todo aquel ser que se atreviera a hacerle frente; pero esa frase no fue la que más lo sorprendió. Retirar los grilletes y cadenas, ¡casi echa a reír! ¿Pero qué clase de reina tan torpe tenían? [...]
"Tengo presente tus intenciones, asesinarme es el pago justo por lo que mis hombres te hicieron..."
El dragón levantó una ceja cuál si le costará procesar esas palabras. ¿Significaba eso rendición? Era cierto, si quisiera vengarse empezaría incinerando a su pilar principal y luego a todo aquel ser que se atreviera a hacerle frente; pero esa frase no fue la que más lo sorprendió. Retirar los grilletes y cadenas, ¡casi echa a reír! ¿Pero qué clase de reina tan torpe tenían? [...]
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