Al hablar con ella me di cuenta que todos estamos rotos de alguna forma. Cada quien tiene cicatrices del pasado que, por más que se intenta, no sanan. Me di cuenta que no tenía el poder en mis manos para hacer feliz a todo el que me rodeaba, porque según mi lógica, si yo era feliz, los demás también. Qué equivocada estuve hasta ahora.