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‘‘Su reputación se difunde por las seis nabiyas de Al-Ándalus, aquella que impone a los oponentes y genera respeto entre sus aliados. Es conocido por su actitud magnánima y ausente de pena cuando ejecuta su justicia, todo bajo el nombre de nuestro Califa Al-Hakam II y bajo la gloria de Alah, Al-Rahmān.

Mas muchos podrían preguntarse qué hay tras el General Andalusí, cómo Alá pudo concebir a tal hombre. Lo que hay alrededor de él no son más que cuentos que intentan explicar muy vagamente lo que es, su tan peculiar aspecto e historial que lo ha llevado a ser quién es en nuestros días.

No se sabe sobre qué día nació, tampoco de su nacimiento o infancia, aunque algunas fuentes la relacionan a un niño desaparecido, que justo coincide con las mismas fechas del General Andalusí.

La historia, supuestamente relacionada a él, trata de un joven mozo que pertenecía a una familia reputada árabe, de orígenes bereberes, donde los hombres portaban el apellido de ‘‘Al-Munikah’’, conocidos como políticos y escribanos brillantes.

Hassîm Al-Munikah, cabeza de la familia, tenía dentro de su harén a una mujer peculiar: pelirroja, de ojos verdes y da su compañía rumores de venir de un linaje visigodo noble. Lo que sí era seguro es que se trataba de una férrea mozárabe cuya religión respetó Hassîm, sin restringirle de sus creencias. Ella le trajo la noticia de haber quedado embarazada y Hassîm puso todas sus esperanzas sobre ella, dado a que hasta ahora el resto de sus mujeres solo concebían mozas. Así fue cómo al fin llegó lo que deseaba: un varón, un heredero del título de su familia.

Los vecinos hablaron de cómo enloqueció en rabia, al ver que en nada su hijo se asemejaba a él, al ser blanco como la leche. Las malas lenguas difamaban de un posible adulterio, lo cual condujo al asesinato en días posteriores de la mujer. Del hijo nunca se supo nada, aunque se convirtió en objeto de debate por mucho tiempo.

A día de hoy, por lo mencionado de las fechas, se cree que él es el niño desaparecido en una de tantas historias que cojean. De momento es otro de tantos misterios dentro de la nobleza, de los militares y de Nuestra Realeza.''

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''Mis fuentes para escribir este libro, a partir de ahora, dará verdadero conocimiento y no vagos rumores. A lo largo de las calles de la preciosa Córdoba se habló de un muchacho, un monstruo, un hombre con rostro de muchacho; podía vérsele a mucha distancia desde una montaña incluso. Mediría muy probablemente dos metros -dado a que actualmente es incluso más alto- . ¡Qué belleza de monstruo, aclamaban muchos! Tenía y tiene la cara de un ángel, como si no viniera de este mundo.

Por las calles demostró una fuerza sobrenatural, en peleas ilegales. Esto llegó a oídos de Abd Al-Rahmán III y decidió juzgar por sí mismo, salir de sus sagrados planes para ver qué monstruo estaba en los distritos de la pura Córdoba. Afirmó haber visto a un futuro líder, un potencial de hombre. Él mismo lo sacó de la pobreza para que tomara una espada y su sabiduría no falló; rápidamente creció su poder a través del ejército.

Sus compañeros gozaron de su generosidad, dada a que su modestia le hacía repartir los botines. Combatió multiples veces contra Ordoño III y donde él va, victoria que ganan los cordobeses; su brillante mente funciona como la de un estratega y su espada como la de un corriente guerrero. No llega a ascender mas dado a brotes descabellados que conducen muchas veces a la derrota o a problemas en el campo de batalla. Destaca verdaderamente con los puños; su naturaleza de bestia de dos metros y medio le ha hecho resistir conflictos en campos abiertos y ha dejado cicatrices a lo largo de su torso como trofeos de batalla.

Hasta ahora ninguna mujer se ha visto capaz de estar con un gigante como él, por lo que ha pasado tiempo con su mayor amante: El vino. Tabú y problema en la moral de Al-Ándalus; consumida, mas a su vez cuestionada de si debería tomarse. En caso de Abd Al-Qádir, es un placer que aprovechar. Gusta de abrir sus puertas a debatir con cualquier cordobés de la calle y mayor parte del tiempo está en los asentamientos militares.

Con 25 años, sus ojos han presenciado múltiples guerras y pérdidas de muchos. Una sabiduría de terco lo ha ayudado a ascender hasta General. ¿Podrá seguir con esa reputación durante el reinado del nuevo Califa?

Sin duda, el Gigante Misericordioso es un misterio de los que perdurará en nuestra Califa cordobesa. Quizá es que su belleza resulte en lo inretratable que sea para cuadros y libros; es imposible que yazca su existencia en escritos sin que parezca inverosímil.’’

— Ibrāhīm ibn Yaʿqūb, Las Maravillas del Califato de Córdoba (960).






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» Edad: 27
» Estatura: 2,7m
» Peso: 266kg
» Ocupación: General militar en el ejército al mando de los Califa Abderramán III y Alhakén II. Aprendiz de Amir al-Maʿafirí.
» Año de nacimiento: 322 (935 d.C.).