-La reacción de la reina al voltear hacia él hizo que se le encogiera el corazón. Habían sido unos años muy duros actuando como un criado en su castillo de las Islas del Sur, encargándose de la limpieza al completo, incluso la de los establos. Ya había sido suficiente hasta aquel momento con el desprecio y maltrato de su familia hacia él, por lo que recibir ese castigo añadido por su egoísmo, imprudencia y crueldad en Arendelle, lo habían hecho reflexionar. Se había dado cuenta de que se había convertido en todo lo que lo dañó a él, y peor. Ver esos bonitos ojos azules, ese largo cabello pelirrojo y esa radiante sonrisa le dieron en un segundo la calma que no había tenido en años. Suspiró leve, y carraspeó un poco después-

En cuanto a eso... Vuestra sonrisa es un alivio y una tortura a la vez. Me recuerda todo lo que perdí, pero aunque no sea mía, me reconforta.

-Buscó la mano de la chica, tomándola con delicadeza en un acto de calma, paz y cierta coquetería que se arriesgaba a