Un dardo le atravesó de lado a lado la carne como si se tratará de mantequilla por el enorme filo, está trampa parece haberse puesto por la armada enemiga con el único propósito de ir directamente al cerebro pero el soldado tenía la suficiente suerte para burlar la muerte y de está experiencia sólo quedó en una herida profunda que desbordaba grandes gotas de sangre las cuales se deslizan escandalosamente por su rostro.

— Malditos.—

Reprochó el soldado quien retiro la aguja con carencia de tacto y sin expresión. Pero lo que más le alarmó es la corazonada de una extraña presencia que lo acechaba en la sombras con una mirada escalofriante, no podía explicar esa presencia gélida pero no se quedaría cruzado de brazos.
Con la misma arma punzo cortante la dirigió a la nada para lanzarla con gran fuerza, su objetivo no era lastimar más bien era incentivar la salida del intruso quien yacía fuera de su radar de visión.

— Si eres tú quien puso está bobada no lo lograste, mejor sa