—Hmm... —Hasta ese punto dudaba si era una broma, o si realmente la chica estaba tan hambienta como lo expresa. No estaba en su mejor momento como para tomar las cosas a la ligera, claramente. —Ya veo, sí. Parece que está encariñandose contigo. Así conocí a mi gato, Skógr es su nombre. —Sonríe ladino, el hecho de recordar a su compañero felino le roba una sonrisa leve. Sin embargo, el dolor punzante de su nariz persiste cada que los músculos de su rostro se mueven o tensan al hablar. —Sí, bueno... Se llevó una buena y yo también. Un poco de violencia para aliviar la tensión ¿Eh? —Toma tampón y lo observa, luego observa a la muchacha con esa mirada de extrañeza, y esperando a que funcione, coloca este donde su nariz; esperando que por milagro alguno, este absorba la sangre residual. —Eh, gracias.