Claramente bromeaba y es un método para no ponerse nerviosa o que un pequeño brote de ansiedad la domine al ver ese goteo en la nariz masculina. Ya de pie, deja las manos en el interior de los bolsillos viendo de reojo al felino. — ¿Skógr? ¿Y qué significa? — La curiosidad apareció en ella pero ver a tremendo hombre que transmite inquietud y misterio con un tampón en la nariz... Una imagen muy limitada; evita reírse por sanas razones. — De nada, es mejor que termine en ese cosito antes de que se forme un coágulo en tu cabeza.
—Hmm... —Hasta ese punto dudaba si era una broma, o si realmente la chica estaba tan hambienta como lo expresa. No estaba en su mejor momento como para tomar las cosas a la ligera, claramente. —Ya veo, sí. Parece que está encariñandose contigo. Así conocí a mi gato, Skógr es su nombre. —Sonríe ladino, el hecho de recordar a su compañero felino le roba una sonrisa leve. Sin embargo, el dolor punzante de su nariz persiste cada que los músculos de su rostro se mueven o tensan al hablar. —Sí, bueno... Se llevó una buena y yo también. Un poco de violencia para aliviar la tensión ¿Eh? —Toma tampón y lo observa, luego observa a la muchacha con esa mirada de extrañeza, y esperando a que funcione, coloca este donde su nariz; esperando que por milagro alguno, este absorba la sangre residual. —Eh, gracias.
El felino se friega contra la pantorrilla de la fémina mientras que está iba colocándose de pie y dándose cuenta en ese momento que si, es un hobbit a su lado. — Entonces, seré una chica con su gato ambos vagabundos. ¿Tenés una moneda pa' aliviar el hambre? — Bromeaba descendiendo su diestra al bolsillo de su abrigo extrayendo un.. Tampón. Extendió la mano cuál tiene ese objeto femenino hacia al azabache. — Ponetelo y sin chistar. Y espero que el culpable de eso al menos tenga algún hueso roto. Dale, ponete.
—Alimentarlo sólo lo atraerá más a ti, o a quien le de cobijo. —Su gesto cambió en cuanto escuchó "¿Estás bien?" provocando de él una carcajada leve. Llevo su mano derecha a la altura del rostro, usando sus dedos para remover la sangre que gotea de la nariz, a la par que intenta inhalar con agresividad. —Duele horrores, sí. Pero estaré bien. —No quería minimizar la situación, pasar como "el tío duro" tampoco le quedaba, pero estaba tan acostumbrado al dolor que ya era más un axioma el no quejarse demasiado.
—Un par de hostias no le vienen mal a nadie de vez en cuando.
Pasa su diestra por el lomo del felino hasta tocar suavemente la cola del animal sin dañarlo ni incomodarlo. — No me molesta alimentarlo, es feo andar con hambre y más ellos que no pueden decirlo. ¿No te parece? — Ascendió las mirada y se topo con una masculino llamativo en cuanto altura y fisionomía; se siente una termita en este momento. — Miiiiércoles.. ¿Estás bien?— Su acento argento se desnudo frente al hombre.
Inhaló aire por las fosas nasales con brusquedad, misma que estaba enrojecida y con algunos hematomas alrededor, así como sus labios. Una manera de olvidarse de la incomodidad por respirar fue enfocar la vista en torno al gato y a quien lo acompaña.
—Ya, entiendo. Imagino que si lo alimentas ya no te lo sacarás de encima.
