— Quizá es por que nunca habías conocido a alguien como yo.

- Su peso evidentemente era bastante ligero, le sorprende el equilibrio que puede lograr con una sola mano. Finalmente ya de pie, su tranquilidad volvería a esa mirada en tonalidades ámbar,con cuidado se fue soltando del agarre que permanecía con sus muslos, para bajar con cuidado pues no deseaba incomodarlo. -

— Además me parece que debido al trato que llegamos, ambos tenemos la responsabilidad el uno del otro. ¿No lo crees? Me siento feliz de haberte encontrado.

No podía evitar manifestar esa preocupación que corroe su interior y su mente, aún cuando las palabras llenas de seguridad de la canina se presentan y son escuchadas, sólo logra que los brazos del sabueso se mantengan firmes en un abrazo. Aunque tuvo que apartar la mano derecha para apoyarse contra el suelo, y con ello, comenzar a ponerse en pie. Primero sus rodillas y luego su cuerpo, un proceso simple aún con ella ceñida a su torso, practicamente.

No fue un problema para él, estaba acostumbrado a cargar con cosas tan pesadas toda su vida, que el peso de Dasha se comparaba como el de una caja de cartón.

— Lo siento, siempre he sido así. Es algo que no se ouede evitsr en muchas ocasiones ¿Sabes?

— Siempre tengo cuidado, además recuerda que puedo regenerarme así que no deberías preocuparte tanto ¿Sí?

- Quizá para alguna otra persona aquella posición sería intimidante, sin embargo para Dasha era todo lo contrarió, se sentía sobreprotegida, inclusive llego a preguntarse. ¿Realmente se veía frágil?. Sin embargo la mirada de preocupación causo en ella una tierna sonrisa, le parecía tan tierna aquella acción. Ambas palmas ascendieron contra esas mejillas, utilizaba las yemas de ambos pulgares para masajear lentamente sus pómulos.-

— Aunque sí te hace sentir mejor tendré cuidado , en las misiones tiendo a lastimarme mucho.

- Con cariño ascendía el rostro para lamerle la mejilla, transmitiendo su agradecimiento en forma animal, tras ello le toma con cuidado desde el cuello, sus muslos buscan afianzarse por entre esos costados ajenos de forma que pudiese cargarle si se ponía de pie.-

Los mordiscos al aire le resultan tiernosa la vista, pero no por ello la preocioación se desvanece en el momento. Permanece, por que la mano derecha toma reposo en una de las mejillas de la canina. Suspiró en alivio al ver que nada grave le sucedió, y todo quedó solamente en un susto.

— Promete que tendrás más cuidado — aseveró el tono de su voz, descendiendo el rostro para situarlo encima del de la azabache.

— O voy a tener que cuidar tu espalda de ahora de adelante — tampoco tenía la obligación, no era más que su compañera, pero cierto era que no puede combatir con el sentimiento protector que del sabueso nace, sin importar la nimiedad que suceda con Dasha.

- Afortunadamente el golpe no había sido tan severo, fue más la sorpresa de terminar boca arriba la que le hizo quejarse, sin embargo ahora las cosas fueron demasiado rápido, sintió con sobresalto unas manos que le envolvían en plena seguridad. De inmediato se topo con su acompañante , parpadeo lentamente un tanto confundida. ¿Acaso había sido tan estrepitoso?. Aprovecho que le buscaba heridas para lanzar pequeños mordiscos a manera de jugueteo. Después terminó riendo divertida, a medida que afirmo, y utilizando los pulgares los postro en cada comisura, para así jalar con cuidado, creándole una sonrisa forzada.-

— Me haces cosquillas, yo estoy bien, no te preocupes, solo que medí mal la distancia.

El impacto contra el suelo y las vibraciones de este mismo maximizaron los sentidos del sabueso, quien levanta su espalda del suelo con prisa para ver la situación en la que la canina se vio comprometida. Fue entonces cuando sus ojos fijaron su dirección hacia ella, ahora utilizando sus manos para comenzar a deslizarse sobre el suelo (sentado) y acercarse. Una vez a su lado, el azabache se encarga de tomarla entre sus brazos para ver que todo esté en orden. Aún cuando él permanecía callado, ese instinto protector se gatilla incluso en cosas tan mínimas, por lo que verlo acudir rápido era común.

Sus manos tocan el rostro de Dasha con constancia, luego su cuello, buscando heridas o la zona de dolor — ¿Estás bien? — el pánico que el sonido generó en él se refleja en la manera que sus cejas se mantienen ligeramente alzadas.

— Es algo que vi en la caja mágica , aunque me recuerda a cuando estiro los músculos para ir a correr.

- Por su parte ella no sentía tales efectos, quizá únicamente una extraña sensación en la nariz debido al polen de temporada , le siguió tranquilamente con la mirada mientras cambiaba de posición, ella haría lo mismo, sin embargo algo salió mal, debido a que la espalda se encontraba casi al borde del precipicio, al hacer el primer movimiento , su peso le ganaría , para así dar una pequeña voltereta, y terminar azotando bruscamente sobre el suelo, cayendo de espaldas un poco mareada.-

— ¡Ittai!

— ¿Saludo al sol? — Cuestionó un poco confundido "¿Por qué alguien iba a querer saludar al sol?", pensó él.

Abre sus ojos tan pronto la presión de la sangre comienza a hacer efecto, aunque muy poco. Sólo esa sensación de su piel subir la temperatura y el de necesitar un pequeño respiro, por lo que poco a poco fue deslizándose más hacia fuera de la cama, con las piernas comenzando a tocar la superficie fresca. Ahora se encontraba en una posición más segura para sí mismo, y la sangre puede comenzar a correr por su cuerpo sin necesidad de quedarse casi estancada en su cabeza.

— Son cosas que no deberías preguntar, sabes que sí.

- Una extraña sensación de estar sobre la cama causaba en ella un sinfín de emociones revueltas, entre emoción, ansiedad o temor de que por alguna razón su Amo apareciera de la nada , por igual hincha su pecho inhalando y exhalando con notoria tranquilidad, entre cerrando ambos párpados inclusive bostezo lentamente , le observo de reojo , parecía simplemente disfrutar de aquel tiempo con él, cosa que le hacía feliz.-

— Aunque he leído que estar en esta posición puede influir a que la sangre se vaya a la cabeza. ¿Crees que nos pase algo así?

- Se recorre un poco más al borde, para ahora acomodar la espalda baja, aplastando sin querer esa peluda cola canina.-

— Me recuerda a la posición de saludo al sol pero invertida.

Su espalda agradece que la posición resulte extrañamente cómoda, liberando la presión que sus músculos parecían haber resentido días atrás. Pues no era para más, había sido bastante tiempo el que ha pasado sin dormir en una cama propia y con la comodidad necesaria, pero no fue suficiente para recuperarse con un sólo descanso. Sin embargo, aquello no parece ser un problema, pues era un ser nocturno, activo por la madrugada que durante el día.

— ¿Podemos quedarnos aquí hasta la noche? — cerró sus ojos a la vez que sus labios emiten un profundo suspiro, hinchando su pecho por un instante y relajandolo a la hora de exhalar. Sus pies se mueven relativamente poco, y sus manos sólo se mantienen al costado, aunque puede percibir la cercanía de la canina.