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𝐍𝐔𝐍𝐂𝐀 𝐋𝐄 𝐑𝐎𝐁𝐄𝐒 𝐀 𝐔𝐍 𝐋𝐀𝐃𝐑𝐎𝐍 — Moon.
 
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redshadow · 36-40, M
[ 002 ]

[code]Un sonido fue lo que capto su oĂ­do al instante, volteo el rostro de forma rĂĄpida y fue ahĂ­ que se topo a aquella muchacha tomando una fotografĂ­a. No le molestaba, mĂĄs bien, hacĂ­a que pudiera trabajar mejor su cabeza en cuanto a una soluciĂłn y esa cĂĄmara parecĂ­a ser la respuesta perfecta a eso.

AvanzĂł por entre la gente hasta llegar a esa muchacha e hizo un gesto similar a una reverencia, su rostro mostraba una sonrisa amplia, todo eso provocado por la idea de que habĂ­a encontrado la manera perfecta de poder obtener la manera de como tener lo que querĂ­a.

—Señorita, Âżtiene un minuto para hablar en privado? [/code]
redshadow · 36-40, M
[ 001 ]

[code]Necesitaba de tomarse un momento para poder ver todo lo que ocurría a su alrededor, los movimientos de los guardias y también intentar identificar aquellos que estaban vestidos de civiles, lamentablemente, la cantidad de personas hacía que fuera un tanto complicado de poder identificar esos patrones en los civiles.

Chasqueo los labios al darse cuenta de esos factores, iba a necesitar una manera de poder captar algo fuera de lugar, la anormalidad entre algo que parecĂ­a normal. QuizĂĄ podĂ­a anotar a la gente, intentar llevar un censo de quienes estaban ahĂ­ durante un tiempo y encontrar una constante entre esas anotaciones, alguien que estuviera ahĂ­ en todo momento.

Mientras mĂĄs pensaba en esa idea se daba cuenta de lo contraproducente que sonaba, especialmente porque si estaba mucho tiempo ahĂ­ podrĂ­a levantar muchas mĂĄs sospechas, algo de lo que no se podĂ­a dar el lujo.[/code]
Moonique · 26-30, F
LevantĂł su cĂĄmara y tomĂł una fotografĂ­a. algunas personas se encontraban en el salĂłn, tomaban fotos y murmuraban, pero ademĂĄs del personal de seguridad, habĂ­a un hombre que se encontraba de pie, solo, sin tomar fotos, sin cuchichear, y parecĂ­a forĂĄneo del ambiente. Aquello le pareciĂł demĂĄs de curioso, asĂ­ que levantĂł el lente, y le tomĂł una foto.
Moonique · 26-30, F
Entre el gentĂ­o, Moon parecĂ­a un pez inĂștilmente nadando contra corriente, se distraĂ­a y la arrastraban de regreso al punto de comienzo.

—La tumba de Huy nos ofrece una de los mĂĄs detallados y coloridos visionados de las interacciones de los egipcios y los nubios durante el apogeo del Egipto imperial— escuchĂł a una mujer explicarle a un grupo de extranjeros. AhĂ­ se agrupĂł entre la gente, boquiabierta por el conocimiento de la historiadora, quien señalaba con la palma abierta, estando de firme porte junto a la reliquia, y a una distancia prudente. Sucedieron minutos antes de darse cuenta de dĂłnde se encontraba, espabilĂł, y volviĂł a caminar en direcciĂłn a la sala mĂĄs vacĂ­a, y sin embargo, mĂĄs custodiada. En ocasiones habĂ­a querido explorar ese ĂĄrea, pero debido a sus visitas fugaces, habĂ­a alcanzado a ver solamente las salas principales, y un poco mĂĄs, nunca habĂ­a explotado los salones adyacentes. Estaba emocionada.
redshadow · 36-40, M
[code]No importaba lo que ocurrĂ­a en el museo, ni la cantidad de personas que estaban presentes, Ryuuji tenĂ­a un objetivo, robar esos objetos para que estos regresaran de vuelta a su clan, que estuvieran dentro del tesoro de uno de los suyos, no exhibidos como si fueran unas baratijas que hay que presumir.

La seguridad estaba a tope, seguro que habĂ­an alarmas que se activarĂ­an ante el primer cambio que hubiera en las reliquias, algo que alterara su posiciĂłn, que las levantarĂĄ, tenĂ­a que estar con bastante cuidado y mĂĄs importante, tomar todo ese tipo de cosas en cuenta.

Junto a la seguridad existente por aparatos había la de gente, agentes de seguridad visibles por sus uniformes, pero también, habían otros sujetos vestidos de civiles, necesitaba ver sus patrones, darse cuenta como se movían y así, empezaría a armar su plan de ataque.[/code]
Moonique · 26-30, F
—Perdón, ¡ay, perdón, permiso! — decía mientras avanzaba entre la gente en la calle atestada. El montón de personas sólo era efecto del fenómeno de las horas pico, y la gente, apurada, se movilizaban todos a la vez para llegar a sus casas. A Moon el día se le había complicado, y casi, sólo casi, se olvidaba de sí misma, el compromiso que se había hecho semanas antes.
En la vereda de la manada, vio oportunidad para saltar a un lado y cruzar para encontrar las escaleras del museo, allí, respiró profundo y se estiró la blusa en el pecho. La tarde estaba cålida y podía ver detrås del edificio, que la luz naranja del sol, iba escondiéndose.
Al poner pie dentro del edificio, respirĂł, mĂĄs calmada "Ahora sĂ­", se dijo, "ya me puedo relajar". SacĂł una cĂĄmara de su mochila desgastada por el uso, y la apuntĂł a la gente, como un paparazzi silencioso, tomando fotografĂ­as de las reliquias y las personas. Estaba sorprendida por la cantidad de gente que allĂ­ habĂ­a.
redshadow · 36-40, M
[code]Un museo, el lugar ideal donde encontrar las grandes reliquias del pasado, normalmente, una persona estaría ahí para poder ver todos esos objetos, sinónimos de grandes culturas y mirar todo con un deje de sorpresa por las maravillas del pasado. En caso de Ryuuji estaba ahí por algunos objetos, reliquias egipcias que ahora estaban exhibidas, todas ellas con una pequeña tarjeta abajo que decía "Cortesía de Simon Rodgers".

Esa tarjeta era la razón por la que estaba en ese lugar, Simon Rodgers se hizo un renombre a base de robos, entre ellos los que le hizo a uno de los antepasados de Ryuuji. Entre ladrones existía un código a seguir cuya primera regla era "nunca robar algo que fue robado" una especie de "ladrón no roba a ladrón" y cuyo origen provenía de miles de años atrås.

El andar de Ryuuji parecĂ­a como una sombra, se notaba a leguas que sabĂ­a moverse entre la gente que estaba en esa exhibiciĂłn, evitando cĂĄmaras, miradas, absolutamente todo, preparĂĄndose para el momento

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