- Sapphire estaba realmente impresionada por aquel bello lugar, un sitio tranquilo, bien amueblado y casi dando un aire de aristocracia.- Su hogar es muy bello. -Dijo caminando y viendo a su alrededor, por breves momentos olvidó el mal momento de aquel día, caminando junto al chico mientras sus pisadas resuenan en el piso de madera, sin sospechar siquiera de la verdadera naturaleza del joven.-

-Justamente, no demoraron en llegar al comedor de la casa, uno muy impecable y de bonita fachada, además de la decoración tan fina como si fuese el lugar para un rey. Para entonces, la niña siempre mostró modales, agradeciendo con el gesto sin evitar ver los candelabros dorados que adornan el largo de la mesa cubierta por un mantel de terciopelo.-

Será chocolate entonces - Respondió ante el cuestionamiento de la menor, para luego mirarla con cierto interés al oírle decir que estaba sola - Bien, comprendo, vamos entra, así podrás contarme por qué buscas eso - Dejo su lugar en la ventana para ir hasta la entrada abriendo la puerta y dejando entrar a si a tan peculiar niñita -

- ¿Podrá ser chocolate? -Respondió en modo de pregunta, aproximándose al joven y dejando atrás la timidez, misma que aclaro su triste realidad.- mis papás no están conmigo, así que no puedes llamar a nadie, tampoco regresaré al colegio. Yo estoy en busca de un vampiro, un hada o un demonio. -Ciertamente la verdadera realidad la contó así sin más frente al joven de celestial cabellera, aproximándose a él mostrando aquel rubor en sus regordetas mejillas, pero haciéndose notar más el descuidado y percudido uniforme escolar.-

Mmm ya veo, quieres entrar, puedo ofrecerte una bebida tibia, pronto hará frío, podemos llamar a tus padres y que vengan aquí a buscarte ¿Te parece?

- No. -Dijo con desánimo en su voz, viéndose más triste que de costumbre, porque aquel muchacho estaba muy tranquilo y con ese bello semblante.- Me agrada estar aquí, es mejor. -Abrazó más su gran cuaderno de dibujo al igual que el apreciado juguete que presume.-

-Abandono entonces lo que hacía para acercarse a la ventana de aquella habitación, la luz del sol se había ido casi por completo, pintado el cielo de tonos rosados y violetas, abrió ambas ventanas de par en par, recargandosé en el marco de la misma-

Es algo tarde para que estés sola ¿No es asi?

-Pregunto con aquel tono de voz amable que le caracterizaba mientras miraba a la menor -

-Esa sonrisa probablemente es la muestra latente de esperanza y amabilidad que existe en el mundo, y aunque Sapphire estaba sumergida en una congoja, apenas pudo devolver la sonrisa con un leve movimiento de sus labios, aunque eso todavía no suaviza la serie de golpes psicológicos y emocionales que ha tolerado. Soltó un suspiro muy largo y abrazo con fuerza una pequeña muñeca al igual que un cuaderno con dibujos.-

-No era la primera vez que debía cortar su cabello, estaba acostumbrado a ello, lo diferente en esta ocasión fue esa sensación de ser observado, miro de soslayo a su alrededor sin perder detalle de su propia figura en el espejo para luego encontrar su mirada con la de la joven, bajo las tijeras que cayeron junto a un mechón de cabello, quedando sobre el mueble del espejo, volvió su vista a ella y le sonrió con suavidad, animandola a acercarse -

-Sapphire caminaba a solas, penando en su soledad, cautiva en sus pensamientos encaminados al rechazo de sus semejantes e incluso su deseo por morir antes de regresar a ese lugar hostil. Cuando por fin estuvo a solas, alzó su mirada viendo esa peculiar escena: Un galante joven cortando esa larga cabellera con unas tijeras, sus razgos finos parecían ser las de un príncipe, y entonces, olvidándose de su pena y congoja, fijó su vista en él, pues era tan apuesto que posiblemente es una especie de príncipe o un vampiro, aunque estos solos existan en los cuentos de fantasía.-