Tras la amabilidad de Zuka, Moona decidió tomar la iniciativa e intentar comer por sí misma con esos extraños utensilios. Su rostro reflejó la determinación mientras intentaba picar una de las lechugas de su ensalada. Uno, dos, tres intentos, lo logró en el cuarto y comió con una felicidad tal que ella misma restregó su cabeza contra la palma de Zuka. —Moo —intentó regresarle el favor y su tenedor fue a parar al plato ajeno para picar la carne y así ofrecérsela—. "Moooh" —le decía que dijera lo mismo y abriera bien la boca mientras acercaba el pedazo hasta ella.