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Los sonidos del mundo se disparan en medio de las tragedias.
Cuando la mente sigue en shock y los latidos del corazón son tan fuertes que casi escuchas el flujo de sangre por cada vena y arterias.

El 𝑻𝒊𝒄-𝑻𝒂𝒄 de un reloj de baterías. La madera que cruje bajo cuatro pies. Un niño pequeño llorando con toda la fuerza de sus pequeños pulmones.
 
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omme1573713 · 31-35, M
Y finalmente, cuando pasaron tres meses desde la muerte de la mujer, comprendió que no necesitaba que lo entendieran.

Que sólo él cargaría con la verdad.

Pues entre ser un asesino y un mártir, prefería no necesitar la lástima ajena.
omme1573713 · 31-35, M
— 𝑁𝑜 𝑙𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟𝑖𝑎𝑠.

Advirtió para su propia mente.

Nadie entendería sus motivos. Ni siquiera Cedric quien estaba notablemente afectado.

Rommel lo contrario: en paz. Aliviado.


— 𝑁𝑎𝑑𝑖𝑒 𝑙𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟𝑖𝑎.

Siguió repitiéndolo en su cabeza, aún cuando daba firmes pistones al montículo de tierra que de allí a la eternidad sería la última morada de Selene.

— 𝑁𝑢𝑛𝑐𝑎 𝑙𝑜 𝑒𝑛𝑡𝑒𝑛𝑑𝑒𝑟𝑖𝑎𝑛
omme1573713 · 31-35, M
Afuera del cobertizo, las aves trinan. El cerdo camina, la vaca pasta. Un gato corre por el techo de lámina y hace soltar heces de termita de las delgadas vigas de madera podrida.

Dos hombres en un cuarto: su hermano horrorizado, y él de pie cargando con un costal de cal y una sierra.

Una mujer muerta en la cama y a los pies de esta, cubierto de sangre, el premio de la secundaria local al mejor equipo de Fútbol. A nombre de Cedric.

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