¿Pe-Pe-Pero de qué estás hablando? - Sus ojos se abrieron de par en par, marcándose un tenue rubor en sus mejillas ante el pedido de la pelirroja. Por autoreflejo miró de reojo hacia atrás, temiendo que el príncipe Eric les hubiera visto. Por fortuna, eso no sucedió.

Luego, fulminó a la sirena a los ojos, sin borrar ese sonrojo de sus mejillas.

- Es mejor que me vaya. No debí aceptar tu invitación de pasear por el pueblo...

| Tenia razón, no podía dejar de lado a Eric. Odiaba eso, obligarse a llevar una vida que no quería, lo que vivió en su momento junto a Eric lo había disfrutado a plenitud, ahora lo único que anhelaba era poder estar junto a aquel hombre. |

Pero... quiero estar un poco más contigo, Joe. | Queria aferrarse a él. No, debía aferrarse, no dejarle escapar de ningún modo, a pesar de que eso implicara problemas a futuro con Eric. Con ambos brazos rodeo la cintura de su ajeno, recargando su mentón sobre su pecho y sin desviar la mirada, fijándola en aquellos ojos solitarios que le habían conquistado desde el primer día. |

Oye, sirena... - La dejó suavemente en el suelo, al percatarse de que el príncipe Eric estaba a lo lejos de ellos dos, comprando algunos bocadillos. - Deberías estar con tu príncipe. Va a preocuparse si no le haces compañía.