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Yokai | NSFW |
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As1526751 · M
[code]Los orbes del azabache yacían eclipsados por los párpados, descansando un poco la mirada porque no había dormido debidamente el día anterior por estar bebiendo de más, pero se sentía completamente bien como para divertirse. Cualquiera estaría atento a su alrededor, mirando de un lado a otro, pero él era una curiosa excepción. No se basa únicamente en los ojos, pues su olfato era mejor que la vista y fue percibiendo un curioso aroma que se iba acercando lentamente hacía donde estaba él. Era su objetivo, quizá.
Para cuando ella comenzó a bajar, él ya estaba ahí mirándola. Era un único espectador de una horrible escena sacada de una película de terror. Los llantos y sollozos de los protagonistas ya estarían haciéndose notar, pero el cazador simplemente observaba sin mostrar la más mínima expresión en su semblante. Tenía experiencia con cosas así de perturbadoras, pero aquella criatura se comportaba más como una bestia que depredaba; totalmente instintiva y lenta en sus movimientos para no alarmar a su presa. Y, en un punto, se quedó estática. No tenía la menor idea de lo que haría, pero rápidamente guardó la pistola en la funda que había a un costado de su tórax. Si ella se quedaría estúpidamente ahí, observándolo, él se acercaría aún más para poder verla con más claridad.
Los pasos del hombre fueron dados con lentitud, asemejando esa manía que tenían los animales por ir lentamente, sin prisa alguna. Los grisáceos orbes se mantenían fijos sobre los carmín contrarios, evitando perder ese contacto visual que también hacían de manera instintiva. Nadie podría decir a ciencia cierta si se estaba tomando en serio todo ese juego previo o simplemente se estaba burlando de las primitivas formas que tenían de comunicarse. Pero sin importar aquello, ya estaba enfrente de ella, permitiéndole tener dos metros de distancia para que huyera si sentía peligro. Algo que sin duda provocaría si despertaba su ansía de sangre.– ¿Qué eres? Aparte de sumamente extraña con esos brazos. –comentó con suavidad, dejando que sus palabras fueran recibidas como pequeñas caricias al tímpano. Nunca había encontrado algo como ese estilo, algo como una criatura con brazos ajenos unidos a su cuerpo mediante una enorme cicatriz. Sin duda, le había llamado la atención lo suficiente como para mostrar interés en saber que carajos era.[/code]
Para cuando ella comenzó a bajar, él ya estaba ahí mirándola. Era un único espectador de una horrible escena sacada de una película de terror. Los llantos y sollozos de los protagonistas ya estarían haciéndose notar, pero el cazador simplemente observaba sin mostrar la más mínima expresión en su semblante. Tenía experiencia con cosas así de perturbadoras, pero aquella criatura se comportaba más como una bestia que depredaba; totalmente instintiva y lenta en sus movimientos para no alarmar a su presa. Y, en un punto, se quedó estática. No tenía la menor idea de lo que haría, pero rápidamente guardó la pistola en la funda que había a un costado de su tórax. Si ella se quedaría estúpidamente ahí, observándolo, él se acercaría aún más para poder verla con más claridad.
Los pasos del hombre fueron dados con lentitud, asemejando esa manía que tenían los animales por ir lentamente, sin prisa alguna. Los grisáceos orbes se mantenían fijos sobre los carmín contrarios, evitando perder ese contacto visual que también hacían de manera instintiva. Nadie podría decir a ciencia cierta si se estaba tomando en serio todo ese juego previo o simplemente se estaba burlando de las primitivas formas que tenían de comunicarse. Pero sin importar aquello, ya estaba enfrente de ella, permitiéndole tener dos metros de distancia para que huyera si sentía peligro. Algo que sin duda provocaría si despertaba su ansía de sangre.– ¿Qué eres? Aparte de sumamente extraña con esos brazos. –comentó con suavidad, dejando que sus palabras fueran recibidas como pequeñas caricias al tímpano. Nunca había encontrado algo como ese estilo, algo como una criatura con brazos ajenos unidos a su cuerpo mediante una enorme cicatriz. Sin duda, le había llamado la atención lo suficiente como para mostrar interés en saber que carajos era.[/code]