Aquel cazador después de su larga y eterna emergencia para la que había sido contratado sin información de que lo que tendría que cazar ese día eran hidras, decidió volver a la ciudad de su gremio a presentar claras quejas y a cobrar el triple de la recomenza a su cliente, aquella misión no valía por lo que se les ofrecía inicialmente.

Sus ojos carmesíes se fijaron en dirección al este y seguían un lento sonido en el cesped y las ramas del suelo mientras su mano zurda se posaba sobre el mango de la espada al lado derecho de su cintura.

Caminó lento hasta divisar aquella criatura de apariencia femenina, cosa que hizo que su serio semblante se tornara a uno mas relajado por alguna razón.

—Je! Una Naga, vaya esperaba que hibiese quedado una de esas molestas hidras, pero esto no lo vería venir nunca jaja.