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msm1575222 · M
Cerro sus parpados para ir recreando cada palabra que Jamil iba contando, dentro de su imaginación podía ver cada escena del poderoso hechicero, del genio y la lampara. Era una historia tan emocionante, llena de misterio y aventura, las cosas que más le gustaban. - El hechicero de la arena era realmente impresionante... ojala pudiéramos ser como él. - Fueron las ultimas palabras que dijo consciente, pues termino por quedarse dormido aunque entre sueños susurraba algunas oraciones como si estuviera dentro de la historia y ayudara al hechicero a cumplir sus objetivos.
Le sonrió y trató de recordar la forma en la que contaba las historias para arrullarlo, más que emocionarlo, y llevarlo poco a poco al mundo de fantasía. —Érase una vez, en una tierra muy, muy lejana, que vivía un pobre chico llamado Aladino... —Relató, con una voz suave y un tono de cuentacuentos—. Un día, Aladino iba a recolectar frutas para vender en el mercado, cuando se encontró con un hombre imponente, con barba y una oscura mirada... —Agregó algo más de emoción a esa parte, pues a él mismo le emocionaba. Kalim y él conocían ya esa historia y sabían que ese hombre era el Hechicero de la Arena.

Así prosiguió, relatando la impresionante historia del Hechicero que hizo grandes hazañas por conseguir su más preciado tesoro, la lámpara mágica.
msm1575222 · M
Al verlo acostado a su lado se quedo mirándolo hasta que escuchó que dijo algo de una historia. - ¡Por supuesto! ¡Amo las historias que siempre me contabas! - Recordó las veces que Jamil le leía libros o le contaba historias y anécdotas antes de que se quedara dormido, disfrutaba tanto eso, de hecho la historia favorita era la del hechicero de la arena, fue por Jamil que cultivo tanto esa admiración por ese poderoso hechicero, pero siempre se emocionaba con todas las historias que Jamil le contaba, solía cerrar los ojos e imaginar cada palabra, eran historias tan impresionantes que en esas imaginaciones terminaba durmiéndose soñando con esos paisajes descritos y esas increíbles aventuras.
Llamó su atención escucharlo celebrar, no fue algo que se esperaba. Dejó lo que hacía por un momento y se dedicó a ver el brillo que había regresado a su mirada. Había estado esperando volver a ver ese brillo por lo que había sentido una eternidad. Antes le causaba molestia y ahora le hacía latir el pecho con regocijo.

Sintió sus ojos cristalizarse, por lo que rápidamente continuó con sus labores y luego se descalzó, para entrar a la cama junto a Kalim. —Está bien, ahora duerme, Kalim... —Ya a su lado, se acostó de costado, mirando hacia Kalim y tomó una de sus manos—. ¿Quieres que te cuente una historia? —Estar acostado de esa forma con él le recordaba al pasado, a cuando le contaba historias a Kalim para ayudarlo a conciliar el sueño.
msm1575222 · M
¡¿De verdad?! - Su emoción era tanta que desbordaba por sus ojo, ese brillo que siempre tuvo había regresado. - ¡Eso me hace muy feliz Jamil! - En verdad estaba rebosante de alegría, todas esas noches solitarias lo habían deprimido tanto pero ahora todo volvería a ser como antes. No podía esconder la felicidad que inundaba su corazón. Tan simples palabras provocaron una inmensa felicidad en su ser. - Realmente me hace muy feliz escucharte decir eso. - Se recostó en la cama mostrando un rostro sonriente, todo empezaba a solucionarse.
Hmm... —Observó a ambas aves cuando Kalim dijo aquello. No lo había notado, pero tenía razón.

Cuando el otro se alzó y sonó desanimado, lo sacó de allí, aún sosteniendo su mano. —Sí, debemos dormir. Mañana tenemos que levantarnos temprano a tratar de arreglar esto. —Lo guio hasta su habitación y comenzó a acomodar todo para dormir—. Ya no voy a dejar que duermas solo, Kalim. Volveré a dormir contigo todos los días. —Respondió calmo a su pregunta, deshaciendo la cama.
msm1575222 · M
Jaja no es nada solo que al mirar a esas dos aves me pareció vernos, Iago se parece mucho a ti Jamil, y Safi es como si fuera yo. No se porque pero me dio esa impresión. - Dijo todo alegre mientras tomaba la mano de Jamil y se ponía de pie. - ¿Iremos a dormir tan pronto? - preguntó un poco desanimado. Todavía tenia energías como para irse a dormir pero si Jamil lo decía estaría dispuesto a obedecerlo. - Podrías... dormir conmigo esta noche? No quiero dormir solo. - Dijo un tanto apenado esperando que aceptara su pedido.
Asintió de acuerdo con lo que Kalim le sugería y admiró a las aves por un momento. Estaban tranquilas, ya comenzando a dormirse en la luz tenue de ese cuarto, sin embargo era un cuarto sin puertas, sabían que podían irse y volver cuando quisieran. Nada más observarlas lo hacía sentir tan bien como cuando observaba serpientes cazando su presa. Eran animales impresionantes para él.

La carcajada de Kalim lo sacó de sus pensamientos. —¿De qué te ríes? —Lo miró, estando aún de pie a su lado y luego le tendió una mano, sonriéndole con ironía—. No te pongas tan cómodo, es hora de dormir para ti también.
msm1575222 · M
Asintió con el rostro mientras le mostraba una sonrisa. - Esta bien, solo demos ese empujoncito a Iago para que socialice, si no le agrada no le podemos obligar. Pero ya que se lleva bien con Safi, no creo que se lleve mal con otras aves. Al menos tiene esa libertad de elegir.- Se sentó un rato en el suelo de la habitación contemplando a ambas aves, por alguna razón sintió que eran como Jamil y él pero en versión ave. Iago era imponente, grande, seria y algo enojona, en cambio Safi parecía pequeña, juguetona y muy alegre. Al pensar en ello no pudo evitar lanzar una carcajada. -
No lo quiero forzar, debería estar con quien quiera... uhmmm... —Pensó un poco. A veces Kalim le decía las cosas y él simplemente no quería escuchar, aunque éstas terminaran siendo ciertas—. ¿Qué tal si... lo llevamos con las demás? Está con ellas cuando es libre, pero quizás si le damos un empujoncito... —No sabía si forzar a Iago sería buena idea, así que si parecía no ir bien, lo dejaría en paz.

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