Recibió los papeles con la calma que le caracterizaba, e incluso la mantuvo al ver las calificaciones de Kalim, aunque no era algo que se viera todos los días un cien junto al nombre de Kalim. Elevó la mirada hacia él para escucharlo hasta el final y finalmente lo vio darse la vuelta e irse.

De alguna manera sentía que se le quitaba un peso muerto de los hombros. Tras haber, casi literalmente, cargado con Kalim durante años, éste por fin se tomaba las cosas en serio. Sentía alivio. Su ambición por ser el mejor estaba intacta, pero sentía alivio.

Siguió, entonces su camino hacia su propio dormitorio, pues tenía tareas que hacer.

Las evaluaciones que le entrego tambien tenían el puntaje máximo. Al parecer habían empatado en notas en las materias más importantes. Asi que solo le dejo las evaluaciones y tomo rumbo a su habitación. Seguiría estudiando para las evaluaciones futuras y con ello podría distraerse de todo. Su forma de escape había ayudado a mejorar su récord academico.

Observó con detenimiento las 3 evaluaciones que Jamil le entrego, era satisfactorio que demostrara su verdadero potencial lo que fue una verdadera sorpresa, pero el no se quedaría de brazos cruzados, el también habia dado las mismas evaluaciones y tambien tenía los resultados en sus manos. - Jamil... espera un momento. - Pronunció con un tono de voz sereno para acercarse a el y entregarle sus evaluaciones. Kalim nunca se preocupó por las notas, era Jamil quien siempre le insistía que estudiara para elevar su calificación, y con todo lo que había sucedido, había empleado el estudio como un metodo de salida a su pesar. Fue tanta la determinación que se propuso de cambiar que cuando rindió las evaluaciones no sintió preocupación como habitualmente sucedia. - Felicidades por tus calificaciones, pero yo tampoco me quedaré atrás. Te dije que habría un cambio y este es solo el principio. -

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Sabía que lo del liderazgo del dormitorio se salía un poco de sus manos, que quizás se ponía en riesgo al demostrar sus capacidades ante todo el mundo, contrario a las peticiones del director, pero había tomado la determinación de cambiar todo lo que lo estaba haciendo miserable.

Tras entregarle sus evaluaciones a Kalim y darle aquel mensaje, se dio la vuelta y siguió su camino.

—Kalim. —Lo llamó, pues lo había dejado solo todo el día, excepto durante las horas de las comidas, que quizás para disgusto de Kalim, había exigido probar primero los bocados de lo que él no había preparado. En cuanto al resto de las actividades, lo había dejado a sus anchas, y él había estado a las suyas.

Ahora, al llegar frente a él, le entregó tres papeles: uno de la clase de alquimia, otro de la clase de encantamientos antiguos y otro de la teórica de deportes. Los tres eran evaluaciones que él había hecho y en las tres había sacado la máxima nota.

—Si quieres seguir siendo el líder del dormitorio, será mejor que me superes, porque haré todo por tener lo que quiero. —Lo último se lo dijo con marcada determinación; no sólo refiriéndose al dormitorio, sino al mismo Kalim. Si Kalim quería que le demostrara que decía la verdad, así lo haría.

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