Toda esa situación le estaba carcomiendo el corazón. Sabía que Jamil no tenía culpa de nada pero lo mejor era mantenerlo alejado, al menos hasta que todo quedara en el olvido, pero a pesar de ser conciente de todo eso no podia evitar derramar lagrimas de tristeza. Solo podía sentarse cerca del balcón de su habitación y ver el vacio, tratando de pensar en como lidiar con esa situación.
Guardó silencio al escucharle, y ese beso fue realmente reconfortante pero ¿Por qué lo hacía? solo pudo mirar a Jamil con ojos casi vacios, como si se encontrara en una profunda hipnosis... Ahora sabía que sería dificil tenerlo apartado, Jamil era terco, y si decia que se quedaria era un hecho que así pasaría. - Lo entiendo pero... no es lo más recomendable, pero esta bien. aceptaré lo que decidas. Eres un testarudo... -
Le quedo mirando directamente al rostro. Su rostro aún se veia afligido, como si guardara mucho dolor, pero al menos había podido dejar de llorar, al menos eso le había ayudado a no explotar o descompensarse, se sentía un poco más libre de peso, pero el llanto no era la solución para lo que sentía. Su mirada había perdido ese brillo que siempre tuvo y le costaría recuperarlo. - Puedes hacer lo que mejor creas Jamil, ya no te detendré. -
