Toda esa situación le estaba carcomiendo el corazón. Sabía que Jamil no tenía culpa de nada pero lo mejor era mantenerlo alejado, al menos hasta que todo quedara en el olvido, pero a pesar de ser conciente de todo eso no podia evitar derramar lagrimas de tristeza. Solo podía sentarse cerca del balcón de su habitación y ver el vacio, tratando de pensar en como lidiar con esa situación.
Realmente quería creer las palabras que escuchaba pero ya ni siquiera sabía que podía pensar. Para él todo se veia tan irreal, tan confuso. Lo único que pudo hacer fue corresponder el abrazo y ocultar su rostro lloroso en el pecho de Jamil. Detestaba estar asi, detestaba más que él lo viera de ese modo, tan vulnerable e indefenso. Su cabeza le decia que debia alejarse, tenerlo al margen y continuar con la distancia pero su corazón le traicionaba, adoraba cada instante que pasaba con él, pero ahora yacía incredulo, se había centrado tanto en la idea de que Jamil solo cumplia su labor que ahora le era difícil creer lo contrario. Despues de todo... las palabras son tan traicioneras y las acciones demuestran más la realidad. Jamil podía decir muchas cosas para calmarle pero su actuar contradecía muchas cosas, pero prefería callar, no valía la pena exteriorizar más ese dolor, esa incertidumbre. Sollozo un poco más pero deseaba calmarse, no quería seguir asi. Al menos no frente a él.
