Si que se sorprendió al verlo entrar a su recamara. - Una pesadilla? Bueno puedes dormir conmigo. Así no tendrás esos sueños feos. - Dejo que se metiera en su cama y no dudo en abrazarlo para que no tuviera miedo. Al principio de quedo pensando pues extrañaba mucho el poder dormir en compañía de Jamil, y tenerlo abrazado fue sumamente relajante para él. Pasarían algunos minutos hasta que se quedó profundamente dormido, abrazado al pequeño que mantenía acurrucado en su pecho. -

Apenas Kalim lo dejó solo, se alistó bien para dormir. Se cambio de ropa, dejando esa que había usado bien doblada en un lugar apartado, pues la usaría al día siguiente. Se puso una de sus propias camisetas que en ese estado le quedaba como una bata y se metió en la cama, bajo las sábanas. Cerró los ojos dispuesto a dormir, pero después de varios minutos de no poder hacerlo, salió de la cama y corrió a la alcoba de Kalim.

Entró con cuidado y al verlo ya en la cama, se metió allí con él. —Tuve una pesadilla. —Mintió para excusarse y se acurrucó contra Kalim, aferrándose a la ropa de dormir de éste para así poder conciliar el sueño tranquilo.

Se sintió un poco triste al escucharle, tal vez no debió preguntarle y llevarlo directamente a su habitación pero no quería molestarle. Solo pudo asentir con el rostro y llevarlo hasta la propia habitación. Lo dejo sobre su cama para que pudiera descansar a gusto. - Jamil... si necesitas algo ve a mi alcoba, no dudes en despertarme ¿de acuerdo? - Acarició su cabeza antes de irse de la habitación cerrando la puerta con cuidado para irse a su recamara. Ya estando en su propia cama se recostó y cerró los ojos, necesitaba digerir bien todo lo que había sucedido.

Realmente podía caminar solo, pero no quería hacerlo, pues ese estado lo había puesto muy emocional, así que se dejó cargar por Kalim por esa vez. Lo observó mientras caminaba y afirmó a la pregunta, antes de refregar sus ojos con una de sus manos. —Puedo acomodarme solo, no te desveles más y ve a dormir también. —Le dijo con ojos cansados.

- No tienes que agradecer nada, aprendí a hacerlo para que pudieras comerlo y puedo prepararte curry las veces que quieras y también puedes usar esta cocina cuando vuelvas a la normalidad. Se que te gusta mucho cocinar así que no tendrás que usar la cafetería cuando quieras hacerlo. - Dejo limpiando todo antes de irse con Jamil. Lo tomó de la mano pero después de pensarlo un poco lo termino cargando en brazos, había llorado demasiado así que necesitaba descansar un poco. Terminó abrazándolo mientras caminaban por los pasillos del dormitorio. - Imagino que querrás dormir en tu recamara. ¿Quieres que te deje ahí para que duermas a gusto? -

Se dejó hacer, observando el rostro de Kalim en todo momento, con ojos que, aunque seguían siendo de un Viper, guardaban un dejo de inocencia que hacía años no se veía. La sonrisa de Kalim lo reconfortó, haciendo que un leve rojizo apareciera en sus mejillas.

Volvió su atención al plato; aunque se le había quitado el hambre con el llanto, sí había quedado delicioso y el curry seguía siendo su comida preferida, así que comió y lo hizo con gusto, ya que cada bocado estaba más delicioso que el anterior. —Gracias por prepararme curry, Kalim. —Aunque no sonreía, se le escuchaba contento, antes de seguir comiendo, hasta terminarse el plato.

No lo haré más. Si eso es lo que deseas, no te apartaré más. - Había perdido una vez más la pelea, ya no podría apartar a Jamil, y menos con todo lo que se había dicho, al menos, creía en sus palabras, después de todo los niños nunca mienten. Secó sus lagrimas para después observar a Jamil. Con sus manos limpio el rastro de las lagrimas del rostro ajeno y trato de obsequiarle una sonrisa para que pudiera estar tranquilo. - Sera mejor que comas o se enfriara, y después iremos a descansar ¿Te parece? -

No le fue necesario ver su rostro para sentir que estaba llorando, porque al conocerlo por tanto tiempo, sabía a qué punto temblaban sus manos y su voz cuando ocultaba su llanto. El propio llanto mermó de forma casi automática, somo si su necesidad de calmar al mayor fuese más grande. Todavía un par de lágrimas reposaban en sus lagrimales, pero sus pequeñas manos acariciaban la espalda de Kalim una y otra vez, como consolándolo, aunque éste estuviera consolándolo a él en primer lugar.

—Estoy feliz de que aprendieras, Kalim. Y de que mejoraras. —Por un momento se sintió hablándole al Kalim de cinco años—. Pero extraño estar contigo y que rías conmigo. —Secó contra el hombro de Kalim otra lágrima que se le escapó—. Yo te respetaré también, pero ya no me apartes...

Jamil... - no pudo decir nada en ese momento, el llanto era tan sincero, ¿Acaso el volverse un niño hizo que cambiara su forma de expresarse? Solo pudo abrazarle y hablar con la mayor calma posible, aunque por dentro estuviera destrozado. - No llores más, si quieres no vuelvo a cocinar, tampoco comeré nada si no estas presente, pero deja de llorar. Creí que al hacer las cosas por mi propia cuenta te haría sentir feliz que estarías orgulloso pero si ello te esta causando dolor dejare de hacerlo. Por favor, no llores más. - Ahora era él quien lloraba, silenciosamente, sin dejar que Jamil viera su rostro. Estaba completamente destrozado. - Siempre que asi lo desees... Yo siempre estaré a tu lado. Te lo juro. -

Trataba de controlar su llanto, pero le era difícil en ese estado. Lo odiaba, pero no podía hacer nada. Pasó la manga de su ropa por sus ojos, aunque las lágrimas siguieron saliendo poco a poco mientras lo escuchaba.

—Yo también he cambiado, Kalim. —Dijo con la voz quebrada y el labio inferior temblando—. Quise que vieras que iría contra las reglas por estar contigo. —Sorbió por la nariz—. Demostré lo que sé en clases, aunque me dijeron que no, pero no volviste. Y... —Volvió a sentir el llanto volver—. ¡Ahora... comes a escondidas... y cocinas curry sin mí! —Volvió a llorar, sabiendo que no había logrado explicar nada de lo que sentía—. Yo te iba a proteger, Kaliiim.