— Es cierto, en su época no es común —ahora se distrajo con un insecto que entró a la choza aleteando. Más que parecer un can, parecía una especie de rana saltando detrás de su presa, por lo que no puso total atención a cuando Kagome intentó sentarse como ellos.
La risilla burlona de Moroha le obligó a voltear sólo para encontrar a su mujer tendida en el suelo. ¡Al fin había algo que su hija había aprendido sólo de él! Había superado a Kagome, pero no se lo echaría en cara. [?] En cambio, acudió a ayudar a la azabache a reincorporarse, aunque más bien intentó devolverla al "estado canino", colocándose detrás suyo la sostuvo por la cintura.
Moroha azotó una mano contra sus labios con el fin de no soltar la risa escandalosa que cosquilleaba internamente. Miró a Inuyasha de soslayo. Estaba rogando que ella no fuese la única con ganas de reír. {?}
De a dos hasta parecía una defensa muy sólida. [?] Tuvo que rendirse a sus miradas.
—En mi época no es muy común —'común' era una forma de suavizarlo. Realmente esa conducta, al otro lado del pozo, rayaba en lo excéntrico. Pero... no estaban 'del otro lado', así que ¿por qué no? Intentarlo una vez no le haría daño y una parte de ella quería ver qué se sentía.
Con un suspiro resignado bajó a la altura de ambos, tratando de imitar aquella pose canina. ¿Cómo podían mantener siquiera el equilibrio? No pasó ni un minuto en lo que acabó tendida sobre su trasero. [?]
