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moroha · F
— ¡Pero yo no soy un ave! — Ella también había saltado, con anterioridad, a grandes alturas. El miedo no era excusa ni obstáculo, solo que no tenía la costumbre de ser ‘transportada’ de ese modo.
Despacio, Moroha fue adaptándose a la sensación. Cuando se animó a mirar el paisaje bajo sus pies, exhibió una sonrisa centelleante e infantil. Quitó las manos del cabello platino, alzándolas al cielo. El aire revoloteó su coleta y la capa roja colgada a sus hombros. ¡Qué magnífica sensación de libertad! La alegría acumulada en su pecho estalló en un fuerte grito efusivo. Quizás ser ‘una avecilla’ no se sentía tan mal.
Despacio, Moroha fue adaptándose a la sensación. Cuando se animó a mirar el paisaje bajo sus pies, exhibió una sonrisa centelleante e infantil. Quitó las manos del cabello platino, alzándolas al cielo. El aire revoloteó su coleta y la capa roja colgada a sus hombros. ¡Qué magnífica sensación de libertad! La alegría acumulada en su pecho estalló en un fuerte grito efusivo. Quizás ser ‘una avecilla’ no se sentía tan mal.
User1576008 · 26-30, M
— ¡Olvidé decirte que te agarres bien! —pequeño error. Casi frenó en seco al sentir que la pequeña perdía el equilibrio, pero esta rápidamente se afirmó a sus cabellos. Se imaginó a sí mismo como un caballo mientras el viento sacudía su melena plateada. Sólo para hacer el camino más emocionante, de un salto alcanzó la altura de uno de los árboles más altos del bosque, apenas pisó el final del tronco, lo usó como impulso para saltar hacia el siguiente.
Las aves aleteaban desesperadas tras un violento despertar luego de que el albino hiciera sacudir las ramas con sus saltos. La vista era aún más impresionante desde las alturas y era algo que quería compartir con su hija.
— ¡Moroha! ¡Así se siente ser un ave!
Las aves aleteaban desesperadas tras un violento despertar luego de que el albino hiciera sacudir las ramas con sus saltos. La vista era aún más impresionante desde las alturas y era algo que quería compartir con su hija.
— ¡Moroha! ¡Así se siente ser un ave!
moroha · F
— ¡H-hey! ¡Eso no!— Se remueve inquieta en los hombros de InuYasha. De no ser porque la sostiene, ya habría perdido el equilibrio. Moroha ancló las manos al cabello de InuYasha, sin lastimarlo. La carrera le tomó por sorpresa. — ¡Waaah! ¡Le diré a mamá! —
User1576008 · 26-30, M
— ¿Mi qué? —sabía bien a qué se refería, por lo que ascendió ambas manos hasta sus axilas, haciéndole cosquillas—. Buena niña —se soltó a reír apenas liberó sus orejas caninas, así él también cedió con las cosquillas, pues necesitaba reafirmar a su hija, para que no cayera cuando el híbrido emprendió carrera hacia una colina.
moroha · F
— ¡Heh! ¿Acaso son tu talón de Aquiles, Inuy-... papá — Desvió la mirada y dejó sus orejas en paz. Acostumbrarse a una familia no le estaba siendo muy sencillo, pero ponía empeño.
User1576008 · 26-30, M
— Cuidado con mis orejas —afirmó bien a su pequeña, sosteniéndola por los tobillos—. Vayamos a buscar a mamá.
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