Miró el dardo unos momentos, como si no lo entendiera unos momentos; lo retiró con los dedos cuidadosamente, y se incorporó para acercarse al hombre, extendiendoselo para devolverlo.
—Si. También hice lo mismo. Lamento tener demonios de los que me cuesta deshacerme... Yo no te juzgue cuando me viste como esa ex esposa a la que no pudiste salvar como quisiste en vez de una persona auténtica... No me juzgues por también haberte visto como alguien con quién podría sanar de mis propias pesadillas.
Suspiró, recargandose en su propio escritorio.
—Pero, no tendrías por qué preocuparte por esto. Ya no. No tendrás que preocuparte por ver mi decepcionante persona. —Sonrió de medio labio con amargura. —Estabas tan preocupado por arruinarlo, y al final dices que yo lo arruiné. Supongo que se siente bien cuando no eres tú. ~
