[...]hemorragia mientras el nanopotenciamiento funcionaba. -Espero la cicatriz te recuerde que no debes ponerte en la mira de los francotiradores...

Lo observó entonces, su rostro descubierto tras haberle retirado lo que quedaba de la careta; sus manos temblaron entonces, y un nudo se formó en la garganta. ¿Era un fantasma? No, los fantasmas no envejecían, ni sangraban. Se mareó considerablemente, y, sin venir al caso, su mente formuló una respuesta a sus palabras.

-No. Imaginaba... que nos reuniríamos en el infierno... -Susurró, temblorosa.

No tuvo oportunidad siquiera de procesar lo que tenía delante de ella; un francotirador, el que estaba oculto en la torre de vigilancia con los faros apagados, había disparado en dirección a ella. La precisión hizo que no la matara a ella, pero si que hiriera de gravedad a la persona que tenía delante, volándole la careta y salpicándola de sangre. Notó su cuerpo cayendo al suelo, y su primera reacción, tal como estaba, fue la de agitar los brazos hacia la torre.

-¡No disparen! ¡No disparen! -Gritaba, y el flash breve consecuente le hizo saber que le habían hecho caso.

Se agachó al lado del imprudente. La fortuna había hecho que solamente le hirieran en la cabeza, probablemente le dejaría una pronunciada cicatriz; inmediatamente comenzó a auxiliarlo, apuñalándolo con un dardo potenciado que probablemente le iba a causar dolor pero le restablecería hasta quedar consciente con rapidez.

-Has sido sumamente imprudente, soldado. -Susurró, retirándose la bata para tratar de detener l

— Susurro al oido de la rubia con ese tono de voz tan particular que estaba seguro no tardaria en identificar.

Podia leer con facilidad la expresión de Angela, temiendo lo peor, que ella le identificara. Sabia que no le costaría, ambos se conocen mejor de lo que admiten.


Al principio, pensó que ella le estaba jugando una mala broma, sin embargo, conforme pasó el tiempo notó que efectivamente podía morir en ese lugar si no jugaba sus cartas de la mejor manera posible. Asintió con la cabeza a su pregunta y tragó saliva, analizando sus opciones.


No es que tuviera muchas, de hecho, solo tenia una, arriesgada, pero quizás funcionaria. ¿Que es lo peor que podría pasar? Escaneó su entorno para calcular por donde vendrían las balas si es que daba un movimiento en falso, encontrando un punto ciego en ese corto lapso de tiempo.


Solo tardó unos segundos más en lanzarse a la acción y abrazarse a la rubia, jalandole con el hacia el punto ciego donde solo tendría unos cuantos segundos para explicarse antes de terminar con mas hoyos que un queso.


— ¿Así te imaginabas nuestra reunión, Angel

Fue extraño. A pesar de que era incapaz de ver su rostro, pudo percibir que el hombre había titubeado al acercarse a él; temiendo que fuese un espía (uno realmente malo, por cierto), ella se comportó de la forma en que sabía hacerlo: dibujó una sonrisa cordial, aunque completamente exterior.

-¿Haciendo ronda, soldado? -Cuestionó con bastante calma. Los que la ubicaban sabían que esa sonrisa solamente era el preludio a algo horrible. -Sabes bien que si te encuentran fuera a estas horas, probablemente te desencajen de un disparo, los tiradores. -Dijo, mientras hacía ademán con la mano a los snipers que se encontraban entre las sombras. -Y ni siquiera yo podría salvarte de ese tiro mortal.

Le sabía extraño, de pronto. Tenía la sensación de que ese sujeto sabía lo que hacía, al grado de meterse en la boca de león para cumplir su objetivo... igual de temerario que...

A pesar de ser un gran amo del disfraz, Jack no podía esconderse de una sola persona así estuviera disfrazado de manera perfecta... Angela Ziegler. Intentó mantener la calma, había entrado ahí con la ilusión de encontrar a su antigua compañera, sin embargo el verle realmente cerca de el le descolocó por completo. Intentó esconderse a simple vista cuanto le fue posible... Hasta que percibió la lenta caminata de la rubia hacia el.

Le dio la espalda, escondió su platinado cabello tanto como pudo y esperó que ella pasara de largo... Sin embargo ya era demasiado tarde. Angela ya se encontraba a centímetros de el y no tenia lugar donde ocultarse, ¿Que podía hacer? O mejor dicho... ¿Que le podía decir? Entró en pánico, el gran soldado 76, Jack Morrison, entró en pánico al reencontrarse con su ex compañera y algo más...

Tosió cuanto pudo, intentando con esto alejar a la rubia a sabiendas de que eso no funcionaria... No con ella.

No estaba atenta, debía admitirlo. La gente dejó de pasar a cierta hora de la noche, por lo que la aparición de un único hombre durante la misma la alertó de sobremanera... No como quisiera. Era como si estuviera viendo una visión del pasado: su altura, su porte, su complexión... Su instinto le obligaba a colocarse de pie y presentar respetos a su comandante, pero su razón le trajo de vuelta el hecho de que estaba muerto. Aquel hombre estaba muerto.

-Es trampa. -Se dijo entonces, mientras se frotaba un poco el rostro con la palma de la mano. -Jugar así conmigo es trampa.

Sonrió. Estaba hablando con una alucinación... Que se hacía más nítida cada vez que se acercaba. Entonces lo vio ya como un hombre mayor, por lo platinado de su cabello, ya que la complexión lo delataba como un soldado más en esa batalla.

Desde la destrucción de Overwatch, Morrison había aprendido a trabajar entre las sombras, oculto a plena vista y ayudando a quien lo necesitara en todo momento, utilizando su red de información para identificar donde podría ser de ayuda en el futuro cercano.

Así fue como llegó a la devastada ciudad donde el pasado le atraparía de vuelta. Un lugar lleno de cadáveres... Pero de un solo bando. Ahí sucedía algo extraño y Morrison se dio cuenta de ello. Se infiltró entre las lineas aliadas sin ningún tipo de problema, llegando así hasta la parte trasera del campamento improvisado... Si era ella de quien se trataba, seguramente se encontraría por la zona. Se escondió entre los soldados heridos como uno más de ellos y cubrió su rostro, inspeccionando el área, esperando reencontrar al amor de su vida, si había alguien que podía lograr lo sucedido en ese lugar, era ella.

Estaba exhausta. Estaba ya anocheciendo cuando se obligó a descansar un poco, o al menos a despejar su cabeza, ya que el Valkirye la mantenía sana y eficiente, pero su cabeza estaba por estallar si seguía así. Se había visto incluso obligada a asistir en batalla, levantando heridos, hiriendo enemigos que querían acabar con su trabajo; hubo aliados fuertes que resistieron, enmascarados que le recordaban su tiempo en Overwatch, donde tuvo tantos tramos felices como duros.

-A veces, solo a veces... echo de menos aquellos tiempos. -Dijo al aire.

Se mantuvo sentada en una de las cajas de reserva que tenían en la parte trasera del campamento improvisado, donde estaban atendiendo a los heridos; había cerca de ella varios de aquellos soldados que mantenían sus rostros cubiertos, algunos solamente sucios tras haber recibido sus cuidados en el campo y allí mismo. Tal como en los viejos tiempos.