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—Está bien, no tiene que entrar en detalles.

Salió de la habitación, con un pequeño maletín negro, el cual dejó sobre la barra cuidadosamente; usando la luz blanca de la cocina, se dispuso a observar aquellas mordidas, sin entender bien a qué se estaba enfrentando. Sacó un frasco con yodo desinfectante, así como unas tijeras; dando por perdida la camisa que llevaba puesta, simplemente cortó los tirones de tela para dejar completamente descubiertos los brazos.

—Voy a tardar en suturar. —Dijo, mientras comenzaba a vaciar el yodo en sus brazos, aprovechando ese momento para tocar las heridas con algo de lentitud. No parecía haber más desgarros que la profundida de la mordida. —Espero no tenga mucho que hacer el día de hoy. ¿Bebe algo?
Asintio y paso al consultorio, cerrando la puerta detras suyo para poder tomar asiento donde le fue indicado, jalando un poco mas de las mangas para poder descubrir todas las zonas de sus brazos.

Pues... Estaba trabajando y una ¿Mascota? De alguien me atacom

Fue muy ambiguo en sus palabras, no sabia como explicar la situacion que habia pasado detalladamente, sobretodo porque la tenue oscuridad de las calles hizo mas dificil el poder reconocer el animal, aunque nada muy sobresaliente para ser simples mordidas y no directamente la falta de piel.

Paso saliva, si bien sabia que era indiferente el fallecer, tanto el dolor y ardor por las lesiones asi como imaginar lo que podrian ponerle para suturar hacian que saliera a flote un poco de su nerviosismo.

Quizas solo tuve la mala suerte de un animal con hambre.
No era extraño que tocaran a deshoras en su departamento/consultorio, pero casi siempre eran miembros que ella ya conocía, o que seguían a alguien que ya conocía: cuchillados, balas, golpes, roturas a base de golpes... por eso fue extraño el ver a un hombre parado frente a ella, tras abrir la puerta, con heridas muy inusuales por la hora y la zona en la que se encontraban.

—Buenas noches. —Susurró en un tono neutro, y se hizo a un lado para que entrara. —Entre, rápido.

Estaba algo confusa con la incertidumbre de las heridas que el hombre le mostró; le indicó que tomara asiento en un banco de su pequeña cocina, mientras ella iba a otra habitación por un estuche distinto a los que normalmente usaba.

—¿Qué fue lo que le sucedió, señor...?
Kreiss era una persona rehusa o desinteresada en su salud general debido a su condicion y la falta de mortalidad, mas pasar aquel proceso era un completo martirio para el e incluso para sus labores habituales, por lo cual, decidido a evitar llegar a ese proceso, tocaria a la puerta del consultorio clandestino, con diversas manchas de humedad (debido a la sangre) sobre su ropa, pasando a los pocos segundos de tocar.

Buenas noches... ¿Aun esta en horario laboral?

Preguntaria entonces, mientras remangaba poco a poco ambas mangas, apreciando entonces sobre su palida piel, largos cortes e incluso una gran mordida sobre su antebrazo; un animal salvaje habia saltado a atacarle y siendo razon de ello el porque de tanta sangre sobre brazos, pierna izquierda y la zona general de su estomago.

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