La culpa volvió a ella, odiosa; era una emoción con la que vivía día a día, pues muchos habían caído en su búsqueda de conocimiento. Miró su mano con duda. Era cierto que andaba por el mundo en búsqueda de conocimiento, pero hacerlo a consta de otros le trajo las pesadillas que trataba de evitar con medicamentos.

Pero, en esta ocasión, no parecía tener opción.

No tomó su mano. Se llevó ambas propias a los bolsillos de su falda, guardando la ampolleta que había tomado momentos antes para <<defenderse>> de haber sido necesario, y dio un pequeño suspiro de resignación.

—Está bien. —Mascuyó, en un tono un tanto neutro. Practicado. —En ese caso, solamente tiene que decirme lo que debo hacer, ¿cierto?