—Se rompió el silencio. Sacudí el polvo de mi diario. Estuve así durante tanto tiempo... me atrapo, como una hoja que cae al agua, me llevó a un remolino, donde ya no reconozco nada a mi alrededor, no logro entender cuántas horas han pasado, semanas o meses.
— No...¿por qué lo estaría? Ambos sabemos que está eso la mejor estrategia por ahora. —dio un ligero apretón a su mano para después llevarla a sus labios y besarla.—No te preocupes
—Se dispuso a mirarla fijamente, guardando la escena en su cabeza. Se inclinó sobre sus muslos y le tomó su mano— ¿Estás enojada conmigo? No intentes engañarme, ambos sabemos que lo estás.
—Se levantó de golpe limpiándose la cara, lo cual no era muy “de princesa” que digamos.— Dormí bastante tiempo porque estaba esperándote, los campos de Hypnos son bastante peligrosos
— Por tu mirada creo que no me esperabas... —su pulgar pasó por sus labios, ayudando a remover la poca saliva que se encontraba en ellos.— ¿Dormiste bien? —aguantando la risa de verla así.
