No soy el Rey de Uruk solo por herencia, Emperador de las Rosas. Mi palabra es ley incluso para mi mismo, ya llegara su momento en que podre mostrarte toda mi tesoreria.

-Alzo una de sus cejas, Gilgamesh pocas veces permitia que otro fuera de el tocara sus tesoros, eran de lo mas delicados para su persona. Aun cuando Caster no fuese tan rudo en este aspecto, tenia cierto recelo para con sus cosas. Paso a negar con la cabeza, y tras ello su brazo le sostuvo con firmeza, tampoco podria dejarle caer al suelo-

Quiza, mas adelante te mostrare de mejor manera mis tesoros, pero justo ahora no es apropiado.

¡Quiero eso!
¿Por qué no tocar lo que has moldeado tan hábilmente? ¡Umu!
Dejó de forzar su cuerpo hacia adelante permitiendo que el toque de Gilgamesh le cargara y llevará a reincorporarse por ocasión única, no sin antes hacer una mueca un tanto infantil pero que a su parecer era apropiada.

Se mira con los ojos, no con las manos; ademas, estas jalandola directamente del portal, puede romperse.

[i] ¿Y por qué no, Caster? ¡No puedes prohibir que el Emperador vea! Es la primera vez que presenció algo tal, así que quiero verlo. ¡Umu, umu! [/c]

Suelta suelta! No puedes tomar mis armas.