-Al subir a la espalda del pelinegro, se sujetó tomándole suavemente de los hombros para evitar caerse y así poder soltarse más fácilmente si aparecía cualquier Mob en el camino, aunque afortunadamente, no fue así, y pronto pudo ver la salida a lo que no evitó formar una pequeña sonrisa de alivio en sus labiales.
Al salir del calabozo, lo primero que vio fue al esposo de la mujer a la que habían salvado, en efecto él no parecía ser del tipo de jugadores que luchaban, pero aún así había ido allí a esperar a su esposa. Observó el reencuentro de ambos jugadores, al cual no pudo evitar que su sonrisa se ampliara, le agradaba ver felices a ambos y, sobre todo, sanos y salvos después de lo que había pasado, seguro ambos habían pasado miedo.
Escuchó la conversación que ambos jugadores tuvieron con Kirito, sin poder evitar que un leve sonrojo se diese a notar en sus mejillas blanquecinas ante las últimas palabras del señor. Ante las palabras de despedida de Kirito, Asuna elevó su diestra haciendo un gesto de despedida, a la vez que formaba una alegre sonrisa en sus labiales, exclamó un"¡Cuídense, ambos!"antes de que sus caminos se separasen.
Una vez que Kirito y Asuna nuevamente estaban solos, la chica se asomó un poco por el hombro derecho del joven y le miró, frunciendo un poco el ceño denotando así cierta molestia, ya había pasado el peligro, y no se había olvidado de lo que Kirito había hecho, y no iba a simplemente ignorarlo, sabía que Kirito lo hacía por su seguridad, pero a ella también le preocupaba el hecho de que pudiese pasarle algo mientras hacía ese tipo de cosas solo.-
¡Kirito-kun!... ¿Porqué lo hiciste? ¿Y si te hubiese pasado algo malo?