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Tko1583534 · 41-45, M
Sería difícil saber qué lo excitaba más: si la erótica vista de Himari exponiendo sus entradas para él, o la obediencia que la llevó a hacerlo sin pensarlo dos veces. ¿Importaba? No en realidad: lo único que Takeo tenía en mente en ese momento era entrar cuanto antes en la chica —su chica—, y saciar esa ardiente, insoportable lujuria que hacía quemar su bajo vientre.
—Muy bien. —Dijo, levantando la mirada a pensar de querer saborear más con ella la vista de los agujeros de Himari; los que ya había hecho suyos en múltiples ocasiones antes, pero que jamás se cansaría de usar. —Buena chica... —Añadió, sin perder la sonrisa lasciva en el rostro; la que indicaba casi tan bien como su miembro erecto lo complacido que estaba con su sumisa.
Su sumisa. Que ella se le entregara por voluntad propia, no haría que quisiera dejar de remarcárselo; así que lo hizo al llevar la mano al cuello ajeno y presionar, dominándola aún más contra la mesa.
—Muy bien. —Dijo, levantando la mirada a pensar de querer saborear más con ella la vista de los agujeros de Himari; los que ya había hecho suyos en múltiples ocasiones antes, pero que jamás se cansaría de usar. —Buena chica... —Añadió, sin perder la sonrisa lasciva en el rostro; la que indicaba casi tan bien como su miembro erecto lo complacido que estaba con su sumisa.
Su sumisa. Que ella se le entregara por voluntad propia, no haría que quisiera dejar de remarcárselo; así que lo hizo al llevar la mano al cuello ajeno y presionar, dominándola aún más contra la mesa.
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