(...) puedo darte un paseo por el Invernadero. Tengo muchas plantas bonitas ahí. — Una propuesta honesta, aunque claro, ella misma dudaba si realmente podría serle de ayuda al jovencito.
(...) Antes de ingresar, se detuvo tras el marco de la entrada, ocultándose para poder observar el interior. Quería verificar si ya había llegado antes que ella, y efectivamente; pudo observar a Orión y… ¿Otro Orión? Eran muy parecidos... Debía ser uno de los nuevos. Justo cuando pensaba si unirse o no, Cassioppeia paso a su lado, con aquel aire que la distinguía tan bien. Ni siquiera alcanzó a tomar una decisión, perdiendo así la oportunidad de ver a su querida hermana, pues esta, así cómo llegó, se marchó. Suspiró resignada, ahora sí o sí, tendría que pasar y saludar a los otros Satella por su cuenta. Tomó aire, y tratando de mantener toda la normalidad y cordialidad posible finalmente hizo su entrada. Una enorme sonrisa decoraba el rostro de la peliverde; pero el nerviosismo era visible en ella. —Saludos a todos. ¿Cómo están? — Posó entonces, curiosa, su vista en el desconocido. — Y-yo soy Andrómeda, mucho gusto. Si en algo puedo ayudarte, no dudes en pedírmelo. También (...)
La reunión de los Satella, que tema tan relevante en las últimas fechas. Tan raras y distantes. No podía desaprovechar la oportunidad de asistir, pero, ¿qué podría aportar Andrómeda a las conversaciones? Era esta su mayor preocupación en días anteriores. Incluso llego a practicar de qué podría hablar con ayuda de las plantas del invernadero. ‘’Hola, ¿cómo estás? Yo soy Andrómeda, es un placer.’’ Era esta una de las frases que más practicaba, por miedo al posible nerviosismo, no quería arruinar su primera impresión con los nuevos miembros. Y finalmente el momento había llegado. Se levantó temprano, dispuesta a prevenir cualquier incidente o distracción que pudiera impedirle su puntualidad. ¿Esto contaría cómo su primera reunión? Conforme avanzaba hacia la habitación designada, el nerviosismo aumentaba mas y mas en ella. (...)
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Una vez llegó a la sala, se percató de la presencia de dos rubios quienes parecían dos estrellas gemelas. Como parecía que estaban en medio de una conversación, se acercó con calma para no interrumpir. Escuchó el esperanzado intercambio de palabras de Altair con Orion, cosa que le hizo suspirar con suavidad. Ah la juventud, con tantas ilusiones, le recordaba a sus inicios en ésta clase de eventos.
Simplemente ofreció una sonrisa tenue y cortés al menor y finalmente hizo notar que ya estaba ahí aportando con algo mínimo. —Bienvenido Altair, esperamos la velada sea de tu agrado, mi nombre es Cassiopeia, es un placer.— Al no ver a nadie más presente, era su oportunidad. Colocó su mano con delicadeza sobre el hombro de su discípulo. —Estaré en la biblioteca o en el balcón, sabes que no me gusta mucho estar en presencia de muchas personas.— Susurró a Orion para así no apagar los ánimos del pequeño Altair, después de eso, hizo una leve reverencia y se retiró.
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Caminaba en dirección a la sala principal, portaba para esa noche un vestido negro sencillo con unos cuantos moños decorativos para que se notase que había hecho un "esfuerzo" para lucir bien. Su cabello usualmente alzado en dos coletas estaba ahora suelto en una cascada azabache con unos pequeños destellos de prendedores con forma de estrellas.
Sus tacones repiqueteaban en un constante clic, clic, clic. En su momento, le agradaban éstas reuniones; sin embargo, ésta vez solo iba a hacer acto de presencia, con los que estuvieran y luego retirarse ya sea al balcón o a la hermosa biblioteca. Estaba segura que estaría relajada en cualquiera de esos dos lugares. Además, no es como si el resto fuese a extrañar su presencia ahí después de tantas reuniones, era mejor que convivieran los jóvenes y nuevos Satella.
Altair, uno de los nuevos miembros de la gran familia Satella. Miró a su alrededor, observando la grandeza del lugar que ahora consideraría como su hogar. Estaba emocionado, pero también un poco asustado. Nunca antes había formado parte de un grupo tan importante.
Caminó lentamente hasta la sala principal, sosteniendo firmemente en su mano la invitación que le habían dado. En su camino, no pudo evitar admirar la belleza de la mansión. Cada rincón parecía contar una historia, cada objeto brillaba con una luz propia. Podía sentir la energía vibrante del lugar, algo que solo podía ser producido por una familia de esta magnitud.
—Hola—saludó con una ligera inclinación de cabeza—S-Soy... Altair. Estoy un poco nervioso, la verdad. Es mi primera vez en una reunión tan grande. No sé exactamente qué se espera de mí, pero estoy dispuesto a aprender y a conocer a todos. Gracias por recibirme.
— Por fin llegan. —Exclamó el rubio mientras le miraba las siluetas de sus compañeros aproximarse. Siempre le había dado pereza el tema de las largas espera, pero era comprensible cuando cada uno de sus hermanos vivía tan alejado del resto, tanto emocional como físicamente.
(Aquí daremos inicio al rol. Puede agregarse cualquiera sin un orden fijo. Se iniciarán las presentaciones y reencuentros en la sala principal siendo la foto aquí presente. Posteriormente para evitar enredos cada uno podrá decidir si irse a alguna de las distintas salas dentro del mismo album. Para poder llevar roles entre 2 o más integrantes que decidan seguir sus interacciones por separado en otro sitio del recinto. Tratemos de hacer turnos no muy extensos para favorecer el dinamismo. Ahora sí, pueden pelearse por los terrenos de la abuela. (?) )
De su mano extrajo entonces una larga lista de requerimientos, cada una tenía el nombre de uno de sus hermanos y su "lugar favorito" de la mansión
Lista de requerimientos: Corvus: Teatro habilitado Cassiopeia: Biblietoca habilitada Nova: Sala de armas habilitada Felis: Patios exteriores habilitados Andromeda: Invernadero habilitado Skadi: Auditorio y sala de fiestas habilitada Lynx: Balcón principal habilitado.
Por último y no menos importante, los dos nuevos integrantes, quienes ya deberían encontrarse en la sala principal. En espera del resto. Eugeo y Pyxis.
En el caso de ambos, era su primera reunión dentro de su "organización" pese a los años que pudieran tener en la tierra. La primera vez que se presentaban nuevos miembros de la familia era un acontecimiento importante. Lo suficiente para que todos los Satella fueran informados a través de su totém.
La reunión ancestral de los Satella era un acontecimiento que ocurría una vez cada cierto tiempo. No había una definición de cuándo sería aunque en algún momento tuvo planificación. En la actualidad, podían ser 50 años o 200, no había una cifra exacta. Pero lo que sí era una realidad, es que cuando nuevos miembros se intregraban o un acontecimiento importante que los afectará a todos tuviera efecto; la gran mayoría se vería obligada a reencontrarse, para bien o para mal.
El rubio ya llevaba un par de lunas dentro de la mansión, puesto tenía que preparar todo para la llegada de sus extravagantes hermanos. Cada uno era muy distinto entre sí, y cuán "estrellas glamurosas", tenían sus propios hábito y manias. Si bien, nunca sabía qué tantos de su hermanos estarían presentes, tenía que preparar todo incluso si existían ausentismos.
