(...) Su cuerpo seguía sin responder, por lo que sólo por tratar de levantarse, tropezó, volviendo a quedar sentada. Ahora, no sólo confundida, además avergonzada por su propia ineptitud, permaneció ahí en silencio atenta ante lo que el contrario pudiera hacer o decir. No había más opción que orar porque no se tratara de algún enemigo.

(...) ¿Qué estaba pasando? Hacia apenas poco estaba disfrutando de aquel sueño sempiterno y ahora… No sabía dónde estaba.
La confusión decoraba su rostro, mientras volteaba a observar todo lo que le rodeaba en un intento por reconocer el lugar. Mayor fue su sorpresa cuando sus ojos lograron ver finalmente a aquel desconocido. Un grito ahogado escapó de sus labios, su mente aun seguía parcialmente nublada por aquel largo letargo, por lo que sus reacciones eran más torpes de lo usual.

—¿¡Quién eres!? —

Exclamó, mientras le observaba de pies a cabeza en búsqueda de alguna particularidad que pudiera indicarle su procedencia. ¿Qué podía hacer? ¿Huir? Sí, eso podría ser una buena idea. Y aun sin permitirle al contrario responder, trató de ponerse de pie para esconderse entre la maleza cercana, pero fracasó. (...)

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que comenzó su letargo? Sólo la naturaleza que le rodeaba podría decirlo. ¿Qué motivo la orillaría a ocultarse? Hacia muchas lunas que la respuesta a esta y más preguntas se las había llevado el viento. Con la calma reinando, el sueño profundo en el que la fémina permanecía parecía que sería eterno. Quizá esa eternidad era su intención original, pero, todo cambio cuando alguien logró dar con su ubicación.
Aquel profundo sueño había llegado a su fin, mientras aquel cristal protector caía destruido en fino polvo, descubriendo al fin lo que guardaba con tanto recelo en su interior. El cuerpo de aquella joven, descendió con suavidad, quedando en el suelo mientras poco a poco comenzó a mostrar señas de estar despertando. Contrastando con aquella lentitud previa, despertó mientras se sentaba de golpe, casi ahogándose mientras intentaba respirar profundamente. Tocaba con desesperación su pecho, mientras comenzaba a recuperar el aliento. (...)

Cada paso que daba, el bosque se perdía y lo que alguna vez fue el camino que sus pasos recorrieron ahora no era más que un círculo esmeralda sin salida. La naturaleza estaba jugando con el entorno para proteger lo que el cristal aguardaba. Lo más seguro es que se tratará de un sistema de protección que el Satella utilizó antes de entrar en el "Sueño eterno".

— Muy bien... Llegaste muy lejos, Orion. No puedes detenerte aquí.

— Tomó valor de sus propias palabras y acortó la distancia entre él y el enorme cristal de brillo tornasol. Ahora que estaba a unos cuántros centímetros podía apreciar lo que los destellos arcoiris protegían de la humanidad. Una silueta femenina permanecía apacible, descansando en el lecho del cristal que inmaculado yacía. Su palma intentó acariciar relajado su superficie tan lisa como la cara de un diamante pero tan pronto acercó la diestra un fuerte estallido de luz lo empujó hacia el suelo mientras el sonido del cristal crujía con vehemencia.

(...)

Si bien, no sentía hambre ni sed. La desesperación comenzaba a causar estragos en su mente. Si veía un árbol más cortándole el paso estaba dispuesto a parar por hoy y volver a acampar. Si embargo a estas alturas de su avance, no podía permitirse detenerse. Miró por segunda ocasión su tótem y un pequeño destello de luz emergió señalando lo que parecía ser un cristal. ¿Qué hacía esa estructura? Apareció de la nada sin que pudiera percatarse. Incluso tenía runas celtas inscritas. No pudo identificar el periodo ya que ni siquiera coincidian con las habituales. Era mucho más antiguo, no era en absoluto de la edad media.

Si se trataba de un Satella, tenía que tener cuidado. Por lo visto estaría en el estado de letargo, algo similar a lo que pasó cuando se encontró con Corvus recientemente. Pero a diferencia de su hermano azabache, no tenía conocimiento que le sirviera para anticipar cualquier afectación. Sólo le quedaba dar un "salto de fe" y esperar lo mejor.

En algún lugar de lo que antiguamente fue Gales. Abril 2023


El tótem reaccioanba inestable luego de meses de búsqueda de lo que parecía ser: un nuevo Satella perdido. No tenía idea de cómo sería, incluso si compartirían Cónclave. Aun así, estaba dispuesto a afrontar las consencuencias. En el mejor de los casos tendría un nuevo aliado, de lo contrario; uno más que fuera tras su cabeza no sería nada extraño.

— Debo estar muy cerca. El tótem no para de vibrar. — Inquirió observando de reojo el collar en su palma, el cual no era otro que su artefacto Satella. La señal que rastreaba llevaba días siguiéndola pero ahora era mucho más evidente que antes. El claro boscoso en el que se encontraba estaba en lo más profundo a largo de ruinas celtas que entre peligrosos obtáculos impedían el paso para cualquier humano con un poco de sentido de común de no arriesgar su vida en vano.

(...)